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Hoy igual que ayer, catedráticos refugiados | + Historia
La invasión de Ucrania ha despertado la solidaridad de muchos colectivos. Entre ellos, el de la comunidad universitaria, que quiere acoger al profesorado que ha escapado de la guerra e intenta continuar su trabajo aquí.
El Periodico, , 07-04-2022Las imágenes que estos días nos llegan de ciudades ucranianas como Bucha nos muestran una de las caras más crudas, dolorosas y terribles de cualquier guerra. Anestesiados por un mundo audiovisual donde se muestran los conflictos como una ficción cargada de explosiones y efectos especiales, el periodismo nos hace tener los pies en el suelo para recordarnos que, en la vida real, las víctimas son de carne y hueso y mueren por el capricho y la maldad de quien va armado.
Estos actos criminales nos dejan sin palabras y nos ayudan a entender por qué más de cuatro millones de personas han abandonado su país. Refugiados de toda clase y condición que se buscan la vida donde pueden y como pueden. Los más afortunados podrán continuar con su labor profesional, como algunos docentes universitarios acogidos por los centros de nuestro país. Es una situación que recuerda muchísimo a lo que se vivió aquí en 1939.
Cuando, en abril de hace 83 años, Franco ganó la Guerra Civil, se empezó a perseguir de manera sistemática al profesorado universitario. “Depuración”, lo llamaron. El nacionalcatolicismo quería eliminar a todo lo que consideraba “Anti España” y que, básicamente, estaba vinculado a ideologías políticas como el republicanismo, el comunismo, el socialismo y el anarquismo; a colectivos como la masonería y a identidades nacionales como la catalana y la vasca y que tildaban simplemente de “separatistas” a sus defensores.
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