Marta Albertini, una Tolstói que ayuda a los refugiados de Ucrania

La bisnieta del célebre autor de ‘Guerra y Paz’ desciende por línea directa de su hija mayor, Tatiana Lvovna. Crítica con el Kremlin, denuncia «la invasión de un país inocente» y sostiene que su antepasado la habría condenado

ABC, Silvia Nieto, 07-04-2022

Con más de cuatro millones de ucranianos que han tenido que abandonar sus hogares después de la invasión ordenada por el Kremlin, cualquier gesto de solidaridad es de ayuda, pero algunos resultan especialmente simbólicos. En ese grupo figura el que ha tenido Marta Albertini, de 84 años, una ciudadana rusa que reside en Suiza y ha acogido a dos refugiadas de la ciudad de Milokaiv, bombardeada desde hace semanas por las tropas rusas. Antes de recibir a sus huéspedes, Albertini retiró de las paredes de su domicilio las fotografías familiares, dejando tan solo algunas en las que salía su bisabuelo, el novelista León Tolstói.

«Estamos en contra de los horrores que se están perpetrando, de la invasión de un país inocente», dijo Albertini a AFP, sin participar de la retórica edulcorada sobre una ‘operación militar especial’ que pretende imponer el presidente de Rusia, Vladímir Putin.

«Él [Tolstói] hubiera dicho: ‘¡Qué horror! ¿A qué hemos llegado’», contó a la agencia, recordando que su antepasado era pacifista. «A veces tengo la impresión de estar soñando», comentó Anastasia Shelduko, de 24 años, la joven refugiada que ahora reside junto a su madre en casa de la bisnieta del célebre escritor. «Una mañana te levantas porque tu aeropuerto ha sido bombardeado a las cinco de la mañana y tu vida ya no vuelve a ser la misma», comentó, acerca del estupor provocado por la guerra en Ucrania.

Albertini es nieta de Tatiana Lvovna, la hija mayor de Tolstói y su esposa, la sufridora Sofía Behrs. Seguidora de las ideas de su padre, Tatiana contribuyó a mantener viva su memoria, cuidando de la casona de Yásnaia Poliana en los turbulentos años que siguieron a la Revolución rusa y el nacimiento de la Unión Soviética, y dirigiendo el Museo Tolstói de Moscú. Alumna de la Escuela de Bellas Artes, también destacó por sus inquietudes intelectuales y la redacción de unos diarios sobre la vida cotidiana de la familia. Casada con Mikhail Sukhotin, la única hija del matrimonio fue la madre de Albertini.

Incómodo para Putin
Antes de escribir ‘Ana Karénina’ o ‘Guerra y Paz’, Tolstói combatió en la guerra de Crimea (1853-1856). El horror que presenció durante el sitio de Sebastopol le hizo abandonar su ambiciones militares. Después de retirarse a Yásnaia Poliana, donde le gustaba participar en los trabajos agrícolas de los campesinos y en la que abrió una escuela para educar a los hijos de los siervos, el novelista abrazó el vegetarianismo, confirmó su fe pacifista y se llegó a cartear con Mahatma Gandhi. Su sensibilidad tendía al misticismo y una religiosidad que desbordaba los cauces de la iglesia ortodoxa rusa, que le excomulgó.

«Putin contempla a Tolstói igual que se hacía en período soviético. Solo ve el patriotismo de ‘Guerra y Paz’, pero lo cierto es que mucho de su pensamiento no encaja con la narrativa actual del Kremlin», explica el historiador James C. Pearce, autor de ‘The Use of History in Putin’s Russia’ (Vernon Press, 2020). «Sus costumbres eran occidentales, renunció a la iglesia ortodoxa y su anarquismo preocupaba a la Rusia antirrevolucionaria», señala. «Por encima de todo, era pacifista». Con su solidaridad, su bisnieta rinde homenaje al legado de su antepasado.

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