Gernika ha habilitado una quincena de habitaciones del convento de La Merced para acoger a varias familias ucranianas que huyen de la invasión rusa. El grupo compuesto por unas 45 personas refugiadas se espera que llegue al centro de esta congregación religiosa precisamente mañana en el autobús que el pasado viernes partió desde la localidad vizcaína hasta Polonia con ayuda humanitaria.

«Llevamos material donado por los cuidadanos como mantas, sacos de dormir, comida y medicamentos destinados a la facultad de Medicina de Kiev, donde trabaja un médico vizcaíno», apuntó el coordinador de la expedición solidaria de Gernika, Javier Torre.

El convoy, que cuenta con el apoyo del Consistorio local, está dirigido por un grupo de cinco personas voluntarias, entre los que se encuentran bomberos de GERCCMA, especiaizados en rescate y situaciones de emergencia,provenientes de Andalucia, así como dos conductores que se turnan al volante durante los más de 2.300 kilómetros de distancia que separan Gernika con Varsovia.

«Cualquiera de nosotros nos podemos ver un día inmersos en una situación de guerra, por lo que debemos ayudarles», manifestó, por su parte, el maquinista de Euskotren Unai Gómez, poco antes de arrancar el motor del autobús.

La brigada municipal, por su parte, se ha encargado de preparar la quincena de cuartos que ofrecerán cobijo a los refugiados ucraniamos. Se trata de estancias con espacio «para acoger a tres personas y que disponen de su ducha y baño», matizaron desde la Administración gernikarra.

60 más hasta Bermeo
El alcalde de la villa foral, por su parte, ha explicado que la operación «está debidamente coordinada y organizada». «Los refugiados han sido informados con detalle a dónde llegarán e incluso dónde estarán acogidos», informó José Mari Gorroño.

La de Gernika, no obstante, no es la primera expedición que ha lanzado la comarca de Busturialdea para colaborar en la ayuda humanitaria a Ucrania.

A mediados del mes pasado, de hecho, la agrupación de submarinistas local Izaro Sub activó una campaña para recoger en la villa marinera todo tipo de material de primera necesidad, que fue enviado a la frontera con Ucrania. «Cargamos un autobús hasta arriba de alimentos, carritos para niñós, taca-tacas, medicinas…», enumeraron miembros del club de submarinistas.

El vehículo fletado arribó pocos días después en la localidad costera con un grupo de alrededor de 60 refugiados que fueron trasladados a casas de particulares de diferentes puntos de Euskadi.