JUICIO / ¿EL MALO DE LA FINAL?

CARNICERO, RUFIAN, ASESINO...

El Mundo, 16-07-2006

SON algunos de los apelativos con los que se conoce a Materazzi, el jugador italiano que consiguió la expulsión del iracundo Zidane. Es tal su afición a las patadas voladoras y a los codazos acrobáticos que en Italia también se le conoce por Matrix La doble personalidad es un trastorno psiquiátrico que ha dado grandes páginas a la literatura universal. Ahí está el Doctor Jekyll y mister Hyde, sin duda el más célebre caso clínico de esa patología. Pero, sin llegar a la altura artística de la creación de Stevenson, desde el pasado domingo el mundo cuenta con nuevo héroe/villano. Se llama Marco Materazzi, en agosto cumplirá 33 años y, para algunos (sobre todo para los franceses y alemanes) es el rufián marrullero que provocó a Zidane en su último partido y le hizo perder los nervios y ser expulsado. Para otros, sin embargo, el defensa italiano es, por una vez, la pobre víctima, tras encajar en las costillas un cabezazo del francés en contrapartida a un insulto.


La verdad, como casi siempre, probablemente esté en el medio.Pero de lo que no cabe duda es que Materazzi es un hombre con dos caras. Tiene fama de ser un tipo legal fuera del campo, el típico macarra con poco cerebro pero gran corazón, pelín sentimental y de lágrima fácil. Pero cuando está en el terreno de juego, Materazzi se transforma en una especie de máquina asesina capaz de patear y codear al contrario sin ningún tipo de miramientos.Y, con sus 82 kilos de peso y 1,93 metros de altura, sus entradas pueden ser muy, muy duras. Es tal su afición a las patadas voladoras y a los codazos acrobáticos que en Italia se le conoce como Matrix.


Ante ese salvaje currículo de violencia es normal que Materazzi sea el futbolista más detestado de Italia. Es tal el odio que concita El Carnicero, otro de sus alias, que hasta existe un sitio en Internet consagrado sólo a vilipendiarle: loscarsomaterazzi.splinder.com.Estos días, además, también circula por Internet un videojuego que permite vapulear a Materazzi repitiendo hasta el infinito el cabezazo de Zidane. Y siempre que juega fuera de casa, el central del Milan es el blanco preferido de los tifosi que, disparando a matar, suelen recibirle al grito de «figlio de puttana».Un insulto que Matrix siempre ha encajado muy mal. «Mi madre murió cuando yo tenía 15 años y todavía hoy no soy capaz de hablar de ella sin llorar. No sería nunca capaz de insultar a una madre», aseguraba el jueves a La Gazzetta dello Sport.


El haberse criado sin madre puede explicar, en parte, la brutalidad de la que hace gala en el campo Matrix. El futbolista creció en un mundo exclusivamente masculino y muy influenciado por la cultura ultraderechista que impregna casi todo el fútbol italiano.Es uno de esos jugadores que han hecho suyo el Bai chi molla (muerte al que se rinda) de Mussolini. Por si hubiera alguna duda, entre los numerosos tatuajes que luce por todo el cuerpo lleva uno en el brazo izquierdo con su fecha de nacimiento en números romanos, clara resonancia del fascismo italiano, que se consideraba heredero del gran imperio romano. Y, por si cupiera alguna duda, también lleva tatuajes con letras góticas, otro de los símbolos de la ultraderecha.


Una cosa le honra: no es racista. De hecho, su mejor amigo es Oba Oba Martins, el delantero negro del Inter. Y tampoco es sospechoso de tener prejuicios contra los musulmanes. Cuando corrió el rumor de que había llamado terrorista a Zidane, en seguida salió al pasó: «No soy una persona culta y ni siquiera sé que es un terrorista islámico».


Lo que está claro es que lo suyo no es genético. Las malas artes de Materazzi contrastan con el juego limpio del que siempre hizo gala su padre, Giuseppe, un ex futbolista que en los años 70 jugó en la primera división italiana y que luego se reconvirtió en entrenador de Pisa, Lazio o Bari. Cada dos por tres, se ve obligado a procesionar por los programas deportivos repitiendo su letanía: «Mi hijo no es un asesino».


El propio Matrix, en alguna que otra ocasión, también ha salido en su propia defensa. «No soy el diablo que dicen que soy. Admito que cometo errores, porque soy humano. Pero no es justo que a mis hijos les digan constantemente en el colegio que su padre es un monstruo». Materazzi tiene tres hijos, la menor de sólo nueve meses.


Sin embargo, el villano por excelencia del calcio ahora es un héroe nacional en Italia. Ya en ese primer partido marcó un gol, tras cabecear un córner. Sin embargo en el siguiente partido, contra Australia, volvió a ser Hyde: le hizo una de sus famosas entradas a Mark Bresciano que le costó la roja. Pero Materazzi reapareció en el partido contra Alemania y, sobre todo, en la final.


Allí volvió a mostrar sus dos caras. Comenzó dando una de sus famosas patadas a Florent Malouda, que el árbitro señalo como penalti y que permitió que los franceses se pusieran por delante.Pero unos minutos después, se desquitaba metiendo el gol del empate. Y entonces, en la prórroga, sucedió: agarró a Zidane de la camiseta, el francés se giró con chulería y le soltó que, si quería la prenda, al menos esperara al final de partido. Matrix le respondió con una ristra de insultos que provocaron que el ex jugador del Real Madrid le soltara un cabezazo.


¿Qué le dijo? Materazzi compareció el viernes ante la FIFA y no lo aclaró. Los lectores de labios de todo el mundo tampoco.¿Terrorista? ¿Insultó a su madre? El italiano dice que no, pero admite que sí mentó a la hermana. ¿Fue eso todo?


HISTORIAL / INSULTOS


MATRIX


L Assesino inició su carrera criminal en el Everton inglés (1998 – 99). Tres expulsiones en 33 partidos. Pero los grandes jalones de su carrera los marcó en el Milan – Inter de 2003, cuando destrozó la nariz de Shevchenko; en 2004 fue suspendido cuatro partidos por partir un pómulo (estaba de paisano, no había sido convocado) a Bruno Cirillo en el túnel de vestuarios; a Ibrahimovic le debe una rodilla del Juve – Inter de 2005; y a Sorín, del Villareal, le partió una ceja en abril de este año…


ZIZOU


Ésta fue su expulsión número 14 (11 rojas directas). Porque el dandy del fútbol galo también tiene su mister Hyde. En 2000 estuvo suspendido cinco partidos por dar un cabezazo a Jochen Kientz, del Hamburgo, provocándole conmoción cerebral; en el Mundial del 98 pisoteó al saudí Faoud Amin; en febrero de 2004 se atreve incluso con el carnicero español, Pablo Alfaro, al que noquea en un Madrid – Sevilla…


ASI SE INSULTA EN EL CAMPO


Hugo Sánchez fue uno de los más grandes.Aprendía antes del partido el nombre de la madre y otros personajes femeninos de la genealogía de porteros y defensas. A partir de ahí, use su imaginación. Santiago Bernabéu advertía a Benito, aquel defensa de los 70: «Que los contrarios también tienen mujer e hijos». Luis Enrique espetó un «mono de mierda» a Roberto Carlos tras ser el brasileiro expulsado. Sólo ellos saben lo que dicen en el verde. Sólo ellos saben con qué cabeza contestan.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)