El periodista de EL MUNDO TV Fernando Quintela narra en nuestro suplemento CRONICA una impactante experiencia que a punto estuvo de costarle la vida, si no hubiese mediado, en una rápida y eficaz intervención, la Guardia Civil. El reportaje, que constituye una sobresaliente prueba de reporterismo, pone de manifiesto los avatares y miserias que sufren los sin papeles que tratan de arribar a nuestras costas desde Mauritania. Quintela quiso recorrer el mismo trayecto que los subsaharianos emprenden camino de su particular tierra de promisión que es para ellos Europa. Pero, más allá de que con su relato haya puesto de manifiesto las condiciones infrahumanas a las que las mafias someten a los inmigrantes, lo verdaderamente sobrecogedor es la parte de la narración en la que el periodista, como testigo de excepción, padece las embestidas del mar y sufre las consecuencias de comenzar un viaje en tan ínfimas condiciones, a bordo de un cayuco viejo que al menor contratiempo navegaría a la deriva. En ese momento, ateridos de frío y miedo, todos los desventurados pasajeros parecen estar sólo en manos de la providencia. «Las olas parecían paredes», cuenta Quintela, a quien «todavía» duele la boca «de apretar los dientes». Cuando la situación era de verdadera angustia, decidió solicitar el rescate aun a costa de granjearse la enemistad de sus compañeros de viaje. La Guardia Civil desplegó un gran operativo que evitó la muerte de 41 personas. El reportaje pone los pelos de punta y nos sitúa en la piel de tantos seres humanos que arriesgan cada día sus vidas por la posibilidad de obtener un futuro mejor, pero también nos muestra el trabajo cotidiano y muchas veces callado de todas las fuerzas de Salvamento Marítimo.