Nadie sabía nada en la Plaza Mayor un día después del crimen

El Mundo, 16-07-2006

La Policía Nacional detuvo ayer por la mañana a dos ciudadanos chinos acusados de acuchillar a otros dos compatriotas «Yo no sé nada», «no tenía ni idea», «ahora me entero».Ni la comunidad china, ni los comerciantes españoles, ni los turistas que paseaban por Madrid, sabían nada acerca del asesinato de un ciudadano chino ocurrido en las inmediaciones de la Plaza Mayor. Mientras tanto, la vida continúa en el corazón del Madrid de los Austrias. Un corazón, que al contrario del de la víctima, latía ayer indiferente al paso del tiempo.


El incidente se produjo a las 23.00 horas del pasado viernes en la vía de Felipe III, una de las callejuelas que unen la Calle Mayor con la Plaza Mayor. Según el escocés Nathan Riach, cocinero del bar irlandés Moore s, «la víctima estaba sentada en una silla de hacer masajes, como siempre. De repente, aparecieron una veintena de chinos y todos se pusieron a discutir. En tan sólo cinco minutos lo habían acuchillado y se arrastraba por el suelo», declaró Nathan.


El joven, de 20 años de edad, murió pocos minutos después de haber sido acuchillado. Recibió tres puñaladas en el tórax, una de las cuales le alcanzó de lleno en el corazón. El fallecido se encontraba en situación irregular en nuestro país, al igual que Xie L., detenido en la madrugada del sábado y presunto autor de las cuchilladas. Tiene cuatro antecedentes policiales; por resistencia y desobediencia, extorsión, delito contra la propiedad intelectual y tenencia ilícita de armas.


Por otra parte, otros dos compatriotas chinos, de la misma edad y que aparentemente también se dedicaban a dar masajes, fueron apuñalados durante la reyerta en la calle Espartero. Uno de ellos recibió dos puñaladas en la espalda y otra en el pecho y fue ingresado en la Clínica de La Concepción con pronóstico grave.Los inmigrantes regulares Zhuqin X, de 34 años, y Huaqing W., de 33, fueron arrestados ayer por la Policía Nacional como presuntos autores del apuñalamiento de los otros dos jóvenes en la calle Espartero. Con ésta, son ya 37 las muertes violentas en lo que va de año.


«Hoy no hay ni un chino ni medio», reconocía Paloma Largo, dependienta de la tienda de ropa G&D, situada en la calle de Felipe III.«La verdad es que no tenemos ningún problema con la comunidad china. Dan masajes y no se meten con nadie. Aunque también es verdad que cogen a los guiris y los sientan por la fuerza», admitió Paloma. «Cuando viene la policía se echan a correr. Si están en España, deben acatar nuestras leyes. Tienen unas ventajas que nosotros no tenemos y eso es vergonzoso», protestaba la dependienta.«La inocente de mí, que creía que los chinos no se apuñalaban y resulta que vienen con sables», concluía Paloma.


Los ciudadanos chinos que dan masajes suelen situarse en las inmediaciones de la Plaza Mayor – calles de la Sal y Felipe III – y delante del Teatro Real. Su horario va de las 21:30 a las 2:00 horas, aunque a veces empiezan a trabajar antes. El precio del masaje es de unos 10 euros. Ayer sábado no había ni un ciudadano chino por las inmediaciones de las plazas de Oriente y Mayor.


Para Luis, un pintor aposentado en la Plaza Mayor, «los chinos son muy pesados con los clientes y tienen mala leche entre ellos, pero no se meten con los madrileños». «No somos capaces de entender su cultura. Con nosotros son muy buenos, pero se matan entre ellos por 10 euros. Es gente que no se adapta», opinaba Luis.


Para el pintor, la culpa de los problemas sociales es de los políticos. «A los que peor tratan es a los propios españoles.Van a lo suyo y pasan de los ciudadanos. Lo único que quieren son los votos». Luis, que lleva 25 años en la Plaza Mayor, recuerda con cariño a Matanzos, concejal de José María Alvarez del Manzano.«Se paseaba por aquí y nos decía que no le diéramos problemas, que bastantes tenía ya»


Mientras tanto, un proverbio chino parece inspirar a algunos integrantes de la comunidad china en Madrid. Dice: La red justiciera tendida por los cielos es omnipresente, y sus mallas, aunque ralas, no dejan escapar a nadie. O lo que es lo mismo, la justicia tiene un brazo, largo.

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