?uién mejor que Saskia Sassen, que nació en Holanda, vivió en Buenos Aires e investiga por todo el mundo en el campo sociológico, para abrir el simposio paralelo a la Bienal pontevedresa, este año dedicada al tema de la emigración. A su propia experiencia personal, ella unió ayer el hecho de que su hijo, artista, también vive como inmigrante «tampoco tan legal» en Londres.

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Considerada una de las cinco autoridades mundiales en asuntos urbanos, Sassen acuñó a principios de los noventa el concepto de ciudad global, elementos que, como recordó, entonces nadie había combinado. «Se hablaba en aquel momento de que el lugar ya no importaba – señaló ayer la profesora de la Universidad de Chicago – . Y lo que ha pasado desde entonces es que ahora tenemos cuarenta ciudades globales. Madrid es una de ellas. Pero para mí es una categoría que nos permite ser críticos, es un espacio estratégico para los grandes capitales que genera mucha desigualdad».
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No obstante, la experta asegura que también estas ciudades son lugares donde las minorías o personas marginadas «tienen la oportunidad de volverse actores políticos». «Mira las manifestaciones de los inmigrantes en Estados Unidos – dice – . Eso es política, porque en términos de ley deberían tener miedo y los policías deberían arrestarlos, y no fue así».
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Es más, para la holandesa, las grandes ciudades son ahora el escenario del poscolonialismo, un tema que enlazó con el de la Bienal. «América Latina – apuntó – fue el lugar del colonialismo, y ahora, Madrid, Barcelona, Nueva York son el espacio de la poscolonia, con las migraciones desde América Latina». Sassen se refirió en concreto al caso de la emigración gallega y destacó en este sentido el proyecto conceptual de la Bienal de este año, que rescata un lazo histórico entre estas comunidades.
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«Me gusta la especificidad de esta muestra, en cuanto se concentra en territorios concretos, y que se combine con la universalidad de la emigración es fantástico – indicó – . Cuando me propusieron venir, dije que tenía que estar en Pontevedra».
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Sassen se siente «una nómada que está en casa en el mundo». Por ello reconoce que conectó también con la ciudad del Lérez, donde logró perderse.