Una vez más «Castilla y León ha demostrado su solidaridad». Así lo ha constatado en el último mes desde que estalló la guerra en Ucrania Cruz Roja, donde ha llegado el ofrecimiento de 969 familias para acoger a menores no acompañados que huyan de las bombas. Es una «respuesta muy importante», señala la coordinadora de la organización humanitaria, Eva Fernández, quien indicó que estas propuestas se unirán a las que ya figuran en el programa de acogimiento familiar que desde hace años gestiona junto con la Junta. Los menores ucranianos no tendrán prioridad a la hora de ser derivados a familias y habrá que analizar las condiciones de los acogedores, detalla, cuando aún esperan que se establezca un protocolo concreto para estos casos.

«Ojalá muchas de las familias que se han presentado se queden en nuestro programa», manifiesta la representante de Cruz Roja, que explica que de esos casi mil núcleos, 95 se han ofrecido para recibir indistintamente niños o grupos familiares. El conflicto ha supuesto que se hagan también ese tipo de planteamientos para acogimientos que no existían hasta ahora y 68 personas han puesto a disposición sus casas para recibir específicamente a familias enteras que escapan del horror de la guerra. En este caso, es el Ministerio el que está realizando un listado y el que dispondrá cómo actuar.

Por el momento, Cruz Roja sigue prestando la ayuda «más urgente» y sigue funcionando el sistema de protección internacional. En Castilla y León han atendido ya a 338 personas, sobre todo madres con niños, y han dispuesto 106 alojamientos de emergencia. Trabajarán con estas personas en lo más inmediato: cubrir las necesidades básicas, su bienestar emocional, asistencia jurídica y su integración.

Por otra parte, el portavoz del Ejecutivo autonómico en funciones, Carlos Fernández Carriedo, informó de que son ya 900 los ucranianos que han reclamado desde Castilla y León petición de protección, una cifra que se ha elevado considerablemente desde los 84 de hace una semana y que seguirá en esa línea de aumento en vista a «los muchos que lo están tramitando». Ayer mismo, el Ayuntamiento de Salamanca acogió a otras 60 personas que está previsto que se alojen en el Albergue Juvenil Lazarillo de Tormes.

Entre los refugiados, 262 ya ha recibido su tarjeta sanitaria como desplazados y 150 alumnos se han incorporado al sistema educativo, un paso que requiere de una importante «tarea de acompañamiento», no sólo por lo que respecta a las adaptación de un estudiante a mitad de curso, sino porque en «muchos» casos tienen un completo desconocimiento del idioma, lo cual requiere de un apoyo especial en las aulas en las que su llegada «no es tan sencilla», advirtió Carriedo ayer tras la reunión del Consejo de Gobierno. Burgos, con 31 alumnos, y León, con 26, son las provincias con más estudiantes refugiados recién llegados a sus centros. Le siguen Ávila (21), Valladolid (18), Palencia (15), Salamanca y Segovia (13 cada una), Zamora (7) y Soria (6).

Por último, Carriedo cuantificó el número de menores no acompañados procedentes de Ucrania en 27, si bien precisó que es una cifra muy cambiantes alterada por los nuevos niños que se incorporan a ella y por los que salen al conseguir reunirse con sus madres.