El filósofo y sociólogo Sami Naïr, Premio Cristóbal Gabarrón a una Trayectoria Humana 2006

ABC, 15-07-2006

FÉLIX IGLESIAS

VALLADOLID. El jurado del premio de la Fundación Cristóbal Gabarrón a una Trayectoria Humana concedió ayer por unanimidad este galardón al filósofo, sociólogo politólogo francés Sami Naïr «por su labor de lucha por el reconocimiento de los derechos a los inmigrantes; por su globalización humana y social, y no exclusivamente económica; por veinte años de análisis de los conflictos suscitados por los movimientos migratorios y las desigualdades», reza en el fallo suscrito por los integrantes del jurado, Emilio Ybarra, adjunto al consejero delegado de ABC; Carlos Escudero de Burón, presidente de la Fundación Carlos III; Julio Fermoso, presidente de Caja Duero; Antonio Catalán, presidente de AC – Hoteles, y Antonio Méndez Pozo, presidente del Grupo Promecal y presidente de la Cámara de Comercio de Burgos.

Presentada la candidatura del premiado por la Fundación Tres Culturas, Escudero de Burón, en calidad de presidente del jurado destacó el trabajo realizado por Naïr en relación con el fenómeno migratorio, «que puede servirnos en España para afrontar una nueva situación que ya han experimentado otros países, como Francia»

Sami Naïr, nacido en Argelia, cuenta con un amplia trayectoria como ensayista y actualmente es catedrático de Ciencias Políticas en las universidades de París III y Carlos III de Madrid. También cuenta con un destacada trayectoria política. Así fue nombrado por el primer ministro francés Lionel Jospin delegado interministerial de Codesarrollo y Migraciones, además de haber sido eurodiputado.

En el ámbito ensayístico cuenta con títulos como «En el nombre de Dios», «Las heridas abiertas», «El Imperio frente a la diversidad del mundo» o «Y vendrán…: las migraciones en tiempos hostiles».

Naïr asegura que «la sociedad de acogida se equivoca si encierra la inmigración en un estatuto de minoría, pues también la encerrará en un papel determinado dentro de la sociedad. Y esa actitud conduce inevitablemente a derivas racistas». En su opinión, «considerar al inmigrante sólo a través del prisma cultural y deducir de su cultura de origen su capacidad o incapacidad para asimilarse, equivale a un comportamiento totalitario por parte de la sociedad de acogida».

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