El Gobierno de Nueva Zelanda anunció este jueves que acogerá a hasta 450 refugiados en los próximos tres años actualmente recluidos en un centro de procesamiento australiano en Nauru, una pequeña isla-nación en el Pacífico.

“Nueva Zelanda está muy satisfecha de que Australia haya aceptado la oferta de reubicar a hasta 150 refugiados anualmente durante tres años”, indicó en un comunicado el ministro neozelandés de Inmigración, Kris Faafoi.

“Nos congratulamos de poder dar acogida a refugiados que de otra forma afrontarían un futuro incierto”, agregó Faafoi.

Australia subrayó que, pese al acuerdo, continuará con sus estrictas políticas migratorias y que cualquier persona que trate de llegar por vía marítima al país sin los permisos reglamentarios será enviada al centro de Nauru.

“El acuerdo no es válido para cualquier que trate de llegar ilegalmente por mar a Australia en el futuro. Australia se mantiene firme: los que lleguen ilegalmente por mar no se quedan aquí”, manifestó la ministra australiana del Interior, Karen Andrews.

En julio del año pasado, Nueva Zelanda otorgó refugio al escritor y periodista kurdoiraní Behrouz Boochani, quien estuvo recluido durante 6 años en un centro de inmigrantes auspiciado por Australia en la isla de Manus, en Papúa Nueva Guinea.

Nueva Zelanda aprovechó que el escritor se encontraba en el país con un visado especial para presentar su galardonado libro No Friends But the Mountains (“Sin más amigos que las montañas”), que escribió a través de la aplicación WhastApp.

Este caso fue una excepción, aunque las autoridades neozelandesas llevaban años ofreciendo a Australia un acuerdo para acoger a los refugiados que interna en centros de procesamiento durante años, en países terceros o en suelo australiano.

Muchos de los que tratan de llegar a Australia en peligrosos viajes por barco son personas que han huido de conflictos en Afganistán, Darfur, Pakistán, Somalia y Siria; otros han escapado de la discriminación, como las minorías rohinyá, en Birmania (Myanmar), o bidún, en la región del Golfo.

El Gobierno australiano aplica una política inflexible con estos solicitantes de asilo aunque se pruebe que son refugiados.

Australia retomó en 2012 su política de detención de los “sin papeles” en terceros países y en unas condiciones que han sido denunciadas por organismos internacionales, entre ellos la ONU.