Juntos a ellos vivimos la rabia, la impotencia, la tristeza de saber que su hogar ya no existe. Sus ojos han visto lo que nadie debería ver y, aun así, muestran una entereza admirable, “hemos dejado a papá en Kiev, va a ayudar a nuestros héroes”, dice un niño mientras escapa de Ucrania. La invasión deja familias rotas. Los padres se quedan para luchar, mientras sus hijos libran su propia batalla: la de empezar de cero. Nuevo país, nuevo idioma y nuevos amigos, lejos de su tierra. Una tierra donde mantienen el espíritu con música. Con cada nota tratan de opacar el sonido de las bombas. Un escape ante el horror, una luz en tiempos oscuros, así es la unión entre dos soldados ucranianos.

Se han casado en pleno campo de batalla, vestidos de uniforme militar. El amor se abre paso en una guerra que ninguno ha elegido.