La guerra en Ucrania sigue promoviendo iniciativas de ayuda de todo tipo desde lugares de la Costa da Morte. La más importante, o una de ellas, la ha impulsado el conglomerado de profesionales BNI Aco Dolmen, formado por 121 empresarios de distintos sectores que buscan sinergias para hacer crecer sus negocios y la economía del territorio. Uno de ellos, Fran Hermida, propuso la idea de colaborar con la Asociación Galega Axuda a Ucraína para contemplar la posibilidad de refugiar a distintas familias afectadas por la guerra. «El propuxo o tema dun bus, e nós, ademais de cooperar economicamente entre todos, buscamos a forma de ter todo ben atado a nivel legal e loxístico. Pero os motores foron el e Íntegro» explica José Mato, presidente de la entidad hasta el próximo 31 de marzo.

La institución cabanesa de ayuda a personas con diversidad funcional prestó un apoyo fundamental, ya que recaudó todos los fondos aportados por los socios del BNI para afrontar los gastos de un viaje que comenzó en la noche de ayer, cuando un autobús salió de A Coruña para la frontera polaca, donde esperan recoger a más de 40 afectados por el conflicto bélico. En el autobús, además del promotor de la iniciativa, también se encuentra otra periodista, un médico, un psicólogo, una enfermera y el fotógrafo Marcos Rodríguez.

Está previsto que si todo va bien, el domingo por la mañana estén de vuelta en la ciudad herculina, donde, en principio, se quedarán los refugiados, aunque desde la Costa da Morte han sido varios los que se han ofrecido a acogerlos: «Temos unha reunión pendente coa AGA Ucraína porque varias persoas do noso grupo ofrecemos vivendas por se hai problemas de espazo na cidade», cuenta Mato, que dirige el BNI más grande de todo el continente europeo.

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CRISTINA VIU

Proceden de Járkov y del entorno de Kiev y el viernes fueron recogidos en la ciudad polaca de Rzeszów, cerca de Leópolis, en dos furgones guiados por comerciales de la panificadora Mencer. El viaje fue organizado por la fundación del mismo nombre, que preside el cormelán José Ramón Dourado. Ayer por la tarde llegaron a Corme, donde residirán, en principio, los próximos seis meses, repartidos en tres pisos alquilados por la entidad y con ayuda de la asociación de vecinos Eduardo Pondal.

Pasaron la noche del domingo alojados en un hotel en A Coruña porque habían llegado a Galicia demasiado tarde y pasaron la mañana de ayer iniciando los trámites legales necesarios para poder quedarse un tiempo y ponerse a salvo de la guerra.