La Fundación Conde Aresti ha ofrecido a las instituciones vascas la posibilidad de albergar en la residencia que gestionan en Bilbao a al menos 18 refugiados ucranianos. La instalación, que en la actualidad tiene a 150 mayores internos, ha habilitado media planta del edificio para acoger a las personas que lleguen a Euskadi huyendo de la invasión de Ucrania. La decisión se adoptó en una reunión del patronato de la fundación el pasado lunes y se ha comunicado tanto al Ayuntamiento de la capital como a la Diputación foral, que deberá ahora gestionar estas plazas a través del departamento de Acción Social, que dirige Sergio Murillo.

«Todo el mundo tenemos el corazón en un puño. Es el momento de ayudar a quienes llegan a Euskadi», confesaba a este periódico Pilar Aresti, miembro del patronato de esta fundación, creada a comienzos del siglo XX. La cesión de este espacio permitirá a las personas desplazadas, en su gran mayoría mujeres y niños, disponer de un lugar en el que vivir «el tiempo que les haga falta». Dispondrán, además, del espacio necesario para poder desarrollar su vida con cierta independencia.

Serán ahora las instituciones las que tengan que decidir qué personas ocupan esas habitaciones. La Fundación Conde Aresti se convierte en la primera entidad privada que se abre a acoger a los refugiados.