Open Arms cambia los barcos por los aviones para echar un cable a los refugidos ucranianos
Òscar Camps, volcado en ayudar en el rescate de las pateras, pone ahora su capacidad logística en abrir corredores humanitarios aéreos
El Correo, , 16-03-2022Sus barcos siguen salvando vidas en el Mediterráneo, pero parte de sus energías y de su corazón están estos días con Ucrania. La ONG Proactiva Open Arms se ha activado para colaborar ante la emergencia humanitaria consecuencia de la invasión rusa. Su fundador, Òscar Camps, atiende telefónicamente a ABC mientras coordina los recursos de la entidad que lidera para aportar su granito de arena.
«Estamos acostumbrados a trabajar con mucha intensidad. Es nuestra habilidad», destaca este socorrista que en 2015 decidió dejar su trabajo para fundar Open Arms. Estaba harto de ver el drama de miles de refugiados que se embarcaban en durísimas travesías para encontrar un futuro mejor en Europa y cuyas historias acababan, en muchas ocasiones,
en tragedias. Desde entonces Open Arms no ha parado de rescatar a quienes huían en pateras, no sin haberse enfrentado a temporales, olas y también a gobiernos que han cuestionado su actividad por considerar que fomentaba la trata de personas.
Aunque son conocidos por su labor en el Mediterráneo, Open Arms ha actuado ante emergencias globales en Níger, India, Mozambique o Madagascar, entre otros países. Y la entidad no podía quedarse de brazos cruzados ante un conflicto próximo como el de Ucrania, «aunque el del Mediterráneo lo tenemos, en realidad, mucho más cerca y todavía demasiado olvidado», incide Camps.
Corredores aéreos
Ahora, la ONG ha activado sus fuerzas y experiencia para ayudar a quienes huyen de la guerra, impulsando corredores humanitarios aéreos junto a la ONG Solidaire. El sábado, por ejemplo, llegó un primer vuelo con 222 refugiados a El Prat procedentes de Polonia, en la primera de estas experiencias en España. En el viaje colaboraron consulados, embajadas y fundaciones como Mensajeros de la Paz del Padre Ángel o la Fundación del Convento de Santa Clara de la controvertida Sor Lucía Caram.
«Hemos encontrado de todo: gente de 96 años que ha vivido tres guerras, mujeres a punto de parir que han tenido que luchar por conseguir un certificado médico y que les permitieran volar y huir de la guerra… Vemos lo mismo que en las pateras. Todos tenemos los mismos derechos y tenemos que cambiar esto de que haya refugiados que estén bien vistos y otros no», clama esperanzado en que la tragedia de Ucrania sirva para abrir mentes y conseguir una sociedad más empática.
Todo ello, sin perder de vista el Mediterráneo. «Mientras los refugiados volaban, estábamos desembarcando en Sicilia a 69 rescatados del mar. Unos y otros son iguales, aunque algunos no lo quieran ver así. En el mundo hay 65 conflictos armados ahora mismo», recuerda. Con todo, aplaude que esta vez la coordinación ha sido un éxito y confía en que la tragedia en el este de Europa sirva para tejer nuevas vías de cooperación, como los corredores aéreos.
Además de estos, Open Arms está coordinando junto al Banco de Alimentos el material donado en un centro logístico de Barcelona que centraliza las donaciones de material y organiza su envío. Ayer mismo partieron hacia Kiev dos tráilers con leche en polvo y pañales. «Hay mucha buena intención pero todo no se necesita al mismo tiempo. Por eso nos encargamos de mandar material en función de lo que nos piden desde los consulados», comenta pidiendo, como ya han hecho estos días muchas ONG y administraciones, centralizar las ayudas para no colapsar las zonas críticas. «Es mejor ofrecer la ayuda para que quienes controlan estos casos la gestionen. Nosotros, por nuestra parte, seguiremos haciendo todo lo que podamos, en todos los sentidos y por todos los lados», sentencia.
(Puede haber caducado)