EDITORIAL

Coordinar la solidaridad para evitar el caos

La sociedad Navarra está respondiendo a la tragedia humanitaria de los refugiados ucranianos, pero la llegada, acogida y acceso a los recursos necesarios deben ser articulados por las instituciones y las ONG

Diario de Noticias, , 15-03-2022

Las dos semanas que dura ya la invasión de Ucrania por parte de Rusia, que se endurece por momentos agravando la situación en casi todas las zonas del país, ha causado miles de víctimas mortales e incontables heridos, así como la destrucción de viviendas, hospitales, infraestructuras y medios de vida de la población, que está sufriendo los efectos de una guerra injusta, ilegal e inhumana. Los constantes bombardeos y el asedio a las ciudades han provocado el terror y la huida de buena parte de la población civil, tomada como objetivo militar por parte de Rusia. Según las ONG, son ya más de dos millones las personas –800.000 de ellos niños– que han abandonado el país para huir de la guerra. Una catástrofe humanitaria sin precedentes desde la Segunda Guerra Mundial que parece no tener fin en la Europa del siglo XXI. La apertura de los primeros corredores humanitarios tras los frágiles alto el fuego acordados auguran, en caso de consolidarse, un incremento aún mayor de personas que abandonen Ucrania. En este escenario, la ola de solidaridad de las instituciones y de la ciudadanía europeas, está siendo muy estimable. El Gobierno estatal y las comunidades, que trabajan de forma coordinada para preparar la acogida, calculan que llegarán al Estado al menos 12.000 desplazados de la guerra de Ucrania, un cálculo que a buen seguro se quedará muy corto. Es muy destacable que en este contexto miles de familias de Navarra y la CAV hayan ofrecido sus hogares para acoger a refugiados, una muestra más tanto de la tradicional alta concienciación solidaria, como de la cercanía y horror con que la ciudadanía vive esta guerra, tras décadas de contacto estrecho con niños y familias de Chernóbil gracias a los distintos programas de acogida. Sin embargo, las buenas intenciones y el ansia y urgencia por ayudar no pueden ocultar que la respuesta a esta tragedia humanitaria y sus muchos aspectos colaterales debe ser coordinada, articulada y supervisada por las instituciones. En este sentido, desde el Ejecutivo foral junto a las ONGs navarras piden colaboración para canalizar la ayuda de forma eficaz y no emprender acciones temerarias que pueden poner en riesgo a las personas más vulnerables desplazadas por el conflicto. No hay que olvidar que las personas refugiadas son en su mayoría mujeres y niños, muchos de ellos no acompañados, que precisan no solo de alojamiento sino de seguridad, protección, asistencia sanitaria, educación, apoyo económico y acceso a ayudas y apoyos adicionales.

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