Los países europeos frente a la emergencia humanitaria

«A los países europeos llegarán millones de personas, es una verdadera emergencia humanitaria. Pero una Europa finalmente unida y solidaria ha abierto sus puertas»

ABC, Giuseppe Tringali, 10-03-2022

Estamos viviendo días terribles, la invasion Rusa de Ucrania está provocando muerte y desolación. Mueren niños, mujeres, ancianos. Después de la guerra civil de Yugoslavia, una invasion armada de un país es algo que en Europa no se veía desde la Segunda Guerra Mundial. Millones de personas, sobretodo mujeres con niños y abuelos, están escapándose de la guerra esperando poder rehacer su vida o encontrar un refugio temporal hasta que sea posible regresar.

Los refugiados ucranianos están dejando familiares y amigos, las mujeres a los maridos o a sus novios, que tienen que quedarse por la obligación militar, están dejando sus casas, sus cosas, sus trabajos, sus hábitos, la historia de sus vidas, su país. Están afrontando viajes largos y peligrosos hasta las fronteras y la falta de alimentos, agua y un frío terrible.

En las fronteras están haciendo colas de hasta 24 horas con niños pequeños. Lo único positivo al pasar la frontera es la sensación de haberse salvado juntos a sus hijos. Algunos afortunados tienen en Europa parientes o amigos que les recogen y les acogen en sus casas.

La mayoría son menos afortunados, no tienen a nadie y tienen que esperar ayuda de la solidaridad, de las Organizaciones benéficas o de los buenos sentimientos de la gente de los países que les acogen. ¡Debe ser tremendo entrar en un país desconocido y además con niños pequeños, sin conocer a nadie, sin dinero, sin trabajo y sin una casa!

A los países europeos llegarán millones de personas, es una verdadera emergencia humanitaria. Pero una Europa finalmente unida y solidaria ha abierto sus puertas. Ahora cada país tendrá que hacer su parte: una inmigración así, casi bíblica, conlleva mucha organización por parte de todas las instituciones. Todos los territorios tienen que ofrecer asistencia psicológica, alimentaria, unos hogares, oportunidades de trabajo y educación para los niños.

Probablemente esto no será suficiente, pues también será inevitable la contribución de la ciudadanía con su disponibilidad a acoger estas personas. Será necesario que estas personas que han perdido todo, sientan por los menos el calor, la cercanía y la comprensión de los que les reciben.

Será imposible compensar lo que han perdido, pero nuestra capacidad de ser solidarios y de hacerles sentir parte de nosotros será determinante para que superen el estrés al cual han estado y están sometidos.

Los que no hemos vivido nunca una guerra es difícil que entendamos realmente qué significa. Pero sí que podemos imaginar qué sentiríamos si nos encontráramos en el lugar de estas jóvenes mujeres, niños y ancianos ucranianos. Seguramente sentiríamos el profundo dolor de los sentimientos rotos, de los proyectos y de los sueños que desvanecen. La única esperanza que tendríamos y que nos quedaría sería la de encontrar cariño, ayuda ,solidaridad, la de sentirnos aceptados, de podernos integrar.

Empaticemos y acojamos entonces con la mejor disposición posible a estos seres humanos que sufren momentos dramáticos. Encendamos para ellos una nueva esperanza de vida. Instituciones publicas y privadas, empresas, medios de comunicación y que cada uno de los ciudadanos hagamos nuestra parte. Es una oportunidad para demostrar nuestros valores y sensibilidades. Una oportunidad de ser los protagonistas de una sociedad abierta y realmente civilizada.

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