Un barco español rescata a 51 eritreos en alta mar y Malta le impide desembarcarlos
El 'Francisco y Catalina' espera fondeado a 16 millas de La Valleta a que el conflicto se resuelva por vía diplomática
El Correo, 17-07-2006Los barcos pesqueros que faenan en aguas europeas comparten mares con las cientos de pateras cargadas de inmigrantes. A veces se tropiezan, y el barco grande ayuda al chico. El pasado 1 de junio el remolcador vizcaíno ‘Raíces’, dedicado al arrastre de atunes en el Mediterráneo, acudió a auxiliar a los tripulantes de una embarcación que volcó en medio de un temporal a 25 millas del puerto libio de Trípoli. Los náufragos de origen libio insistieron en que el ‘Raíces’ les acercara a Malta. Finalmente fueron devueltos a Libia.
Precisamente, Malta se niega ahora a que desembarquen en su puerto 51 inmigrantes subsaharianos que el pasado viernes fueron rescatados por otro pesquero español, el ‘Francisco y Catalina’, a 100 millas al sureste de la isla mediterránea. En el cayuco viajaban 43 hombres, ocho mujeres, dos de ellas embarazadas y un niña de dos años, todos ellos de Eritrea.
La tripulación del ‘Francisco y Catalina’, un barco de 26 metros de eslora y con base en Almería, avistó el cayuco «en situación extrema», rescató a los ocupantes de la patera y les intentó llevar al puerto que tenían más a mano, La Valleta, en Malta, mientras intentaban contactar con las autoridades maltesas para explicarles la situación. Su respuesta fue el envío de una patrullera que les impidió continuar adelante cuando se encontraban a 26 millas de la costa, a pesar de que los convenios internacionales obligan a prestar asistencia a personas, independientemente de su nacionalidad y estatus. Desde entonces, esperan en alta mar la autorización.
Víveres para dos días
Ayer, la pequeña de dos años presentaba síntomas de deshidratación y las autoridades maltesas accedieron a que desembarcaran ella y su madre, pero continuaban negándose a acoger al resto de los inmigrantes, que ayer se encontraban en buen estado de salud al igual que los once tripulantes de la embarcación. Sin embargo, la madre no quiso abandonar el barco y atendieron a la niña a bordo.
El armador del pesquero, cuando fue advertido de que no iban a admitir la entrada a los ‘ilegales’, contactó con el Ministerio de Exteriores, que a través de su embajada en Malta, comenzó negociar con el país mediterráneo una salida al conflicto sobre «la base jurídica de dos convenios de organización marítima» de 1986 ratificados por Malta y España, un tratado que contiene sendas enmiendas que entraron en vigor el 1 de julio y que obligan a prestar ayuda a estas personas. También, contempla que los responsables de los buques socorran a personas que se encuentren en apuros y «faciliten su entrega en lugar seguro». Además, existe el precedente de hace unos meses, cuando Turquía accedió a acoger un barco de recreo holandés con 22 inmigrantes, tras la intervención de la Organización Marítima Internacional y Acnur.
La situación ha generado temor entre los pesqueros, que ahora, «para evitar problemas, cuando avistan una patera a la deriva, se limitan a informar de su localización pero no rescatan a sus ocupantes», señaló la embajadora en Malta, Marta Vilardel. Así lo hicieron ayer dos barcos italianos.
Malta envió el domingo un barco con agua y avituallamiento y ayer, un helicóptero, ya que según las Fuerzas Armadas maltesas no cuentan con más barcos por la llegada de más pateras a sus costas. También, acercó el pesquero hasta las 16 millas para facilitar cobertura a los móviles y la visita del médico. Pero los víveres se acabarán en dos días.
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