Liudmyla Chernenko, ucraniana afincada en Amorebieta-Etxano: "No consigo hablar con mi familia desde el sábado, no sé si están vivos"

LA VOZ DE SU MADRE, COBIJADA BAJO TIERRA CON SUS HERMANOS, A 50 KILÓMETROS DE CHERNÓBIL, LA TRANQUILIZABA A DIARIO, PERO EL MÓVIL DE LIUDMYLA NO RECIBE SU LLAMADA Y CRECE SU ANGUSTIA

Deia, ARANTZA RODRÍGUEZ PABLO VIÑAS / BILBAO, 09-03-2022

“ESTÁN vivos”. Eso es lo que contestaba hasta hace unos días Liudmyla Chernenko, una joven ucraniana afincada en Amorebieta-Etxano, cuando le preguntaban por su familia, refugiada en un sótano en Ivankiv, a 70 kilómetros de Kiev. Una respuesta cruda como la guerra. Dos palabras que encerraban el nudo en el estómago con el que esperaba cada mañana la llamada de su madre para confirmárselo. Ahora ni siquiera tiene esa certeza. “No consigo hablar con mi familia desde el sábado, no sé si están vivos. Han tenido que tomar la torre que daba la conexión a internet y a las llamadas. Supongo que estarán tranquilos porque quienes han conseguido contactar dicen que no se escuchan ruidos por allí, pero no saber si siguen en el sótano o si alguien ha entrado en su casa ha empeorado mucho las cosas para mí”, confiesa esta joven de 26 años, que vive pegada a un teléfono móvil que no acaba de sonar. “Estoy trabajando y tengo la ansiedad de saber qué está pasando en Ucrania, de estar enterada de cada noticia, de cada tanque y cada ejército que pasa por mi pueblo”, señala.
La voz de su madre, atrapada en medio del conflicto bélico junto con sus hermanos, de 10 y 16 años, la “tranquilizaba” a diario, aunque al colgar ambas eran conscientes de que “la amenaza” seguía en pie. Ahora que no tiene noticias suyas, clama ayuda. “Hay que hacer corredores verdes para que la gente salga”.

SU FAMILIA, EN UN SÓTANO MOHOSO
“Si Putin tira una bomba y les pasa algo, me mata”

La última vez que supo de su familia, esta permanecía resguardada en el sótano de una vecina en una aldea, situada a 50 kilómetros de Chernóbil. "Están en una zona muy complicada, cerca de la frontera de Bielorrusia, por donde pasa todo el equipamiento militar. Los soldados rusos están en algunas calles, donde hay casas totalmente destrozadas ", relata, impotente. “No puedo sacar a mi madre y a mis hermanos de allí. Si Putin tira una bomba y les pasa algo, me mata. Ojalá todo acabe, porque vivir con esta angustia…”.

Las condiciones, en aquel refugio improvisado, ya eran malas la semana pasada. “Están todo el día escondidos en un sótano con moho y hace mucho frío. Mi padrastro sale a por pan y agua, pero ¿qué pasará cuando se acaben los alimentos de las tiendas? Es una situación muy difícil”, comenta. Un drama al que hacen frente a base de solidaridad. “Los vecinos se ayudan entre sí. Hay grupos de Telegram donde la gente del pueblo se apoya con comida, medicamentos, agua… En algunas casas hay luz, pero en otras no, y contactan para poder cargar los teléfonos y estar comunicados con la gente querida”, explica esta joven, que viajaba a Euskadi de niña con Chernobil Elkartea y tenía los billetes comprados para que su familia biológica conociese a la de acogida este verano. “Espero poder traerlos”.

Con quien sí se ha reencontrado ya es con su tía y sus primos de 5 y 8 años, que aterrizaron ayer martes en Bilbao, tras un largo periplo desde Irpin, “una ciudad donde se han producido muchos ataques”. “Le duele mucho la cabeza por todo el estrés que ha pasado. Es la primera vez que se tumba sabiendo que está en un sitio seguro, de donde no los van a echar. No es lo mismo descansar en un centro de refugiados que en casa de un familiar”, comenta.

A LOS CIVILES QUE SALENLOS MATAN
“El cuerpo estaba en la calle, no podían cogerlo”

Consciente del riesgo que corren, la madre de Liudmyla tenía en el sótano un hacha para intentar abrirse camino “si tiran un misil y se viene la casa abajo”. Otras familias están aún mucho peor. “Muchas no tienen ni sótano y se esconden en casas tapando las ventanas. En mi pueblo hay un padre y un chico a los que mataron mientras iban en coche y el cuerpo estaba tirado en la calle porque no podían cogerlo. No pueden ni enterrar a los muertos”. Los recién llegados a la vida también sufren las consecuencias. “Han nacido bebés y las madres no tienen leche en el pecho por los nervios que han pasado. No pueden ni alimentarlos. Es muy complicado. Todos escondidos bajo tierra por Putin. A los civiles que salen los matan y también ha muerto gente rusa allí”.

PUTIN ESTÁ “LOCO POR COMPLETO
“No se va a rendir, es una amenaza para el mundo”

Hace poco más de un mes Liudmyla no creía que Putin fuera capaz de invadir Ucrania, pero no solo lo ha hecho, sino que ha amenazado con la Tercera Guerra Mundial. “Está loco por completo y no sabemos si el día de mañana tirará las bombas nucleares. Supone una amenaza no solo para Ucrania, sino para todo el mundo”, advierte, con la mirada puesta en la OTAN y en Europa. “O mueren todos los ucranianos, que no debería pasar, o mi país no se va a rendir y Putin es muy orgulloso como para dejarlo. Por eso hay que actuar de forma unida y tomar medidas más drásticas hacia Putin, no solamente las sanciones”, defiende.

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