Tan solo siete días después de que el presidente ruso, Vladímir Putin, anunciara una operación militar en Ucrania, el Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados, Filippo Grandi, aseguró ayer que “al menos un millón de personas han huido ya de Ucrania buscando refugio en los países vecinos”.

Coincidiendo con esa cruda realidad, que ha vuelto a poner a las personas migrantes en el foco de la actualidad informativa, Cruz Roja estrenó ayer en Eibar una novedosa campaña que utiliza la tecnología y la innovación para sensibilizar a la población sobre la situación que viven las personas refugiadas.

La iniciativa (se enmarca en el programa Madad, financiado por la Unión Europea y dirigido por la Cruz Roja Danesa en cooperación con otras 15 sociedades de la entidad, entre ellas la española), consiste en un banco de realidad virtual que traslada al espectador a un campamento de personas refugiadas; haciéndole partícipe de la realidad que padecen millones de personas que se encuentran hacinadas en los campos de refugiados existentes en diferentes puntos del planeta a la espera de ser reasentadas.

Concretamente, la actividad que se puso en marcha ayer en Eibar (el día 21 de este mes recalará en Arrasate y el 16 de mayo en Donostia; junto a la ciudad armera las otras dos localidades de Gipuzkoa en las que Cruz Roja cuenta con pisos de acogida), ofrece a la ciudadanía un peculiar viaje virtual a un campamento de refugiados de Líbano que da cobijo a más de un millón de migrantes y en el que Cruz Roja realizó las grabaciones necesarias para este proyecto en el verano del 2018.

UNA ‘DURA’ EXPERIENCIA Originaria de Marruecos pero afincada desde hace tiempo en Debabarrena, Hajar Samadi lleva seis años trabajando para Cruz Roja y es una de las personas que ayer se encontraba explicando las particularidades del banco de realidad virtual a las personas que transitaban por la céntrica plaza eibarresa.

Según explicaba a este periódico, la nueva campaña busca “sensibilizar a la población local sobre la realidad de quienes huyen de su país por diferentes circunstancias como las guerras, las persecuciones religiosas y étnicas o la violencia de género”. A su entender, “no nos metemos en la piel de esas personas y gracias al banco de realidad virtual podemos saber qué están pasando, cómo se sienten…”. Además, añade, “verles en origen puede ayudarnos a entender su situación en destino”, a donde en la mayoría de los casos “llegan sin el apoyo de una red social o familiar y con traumas que hacen que necesiten atención psicológica, jurídica…”.

Julen Ortega es un joven eibartarra de 21 años que se trasladó hasta el campamento de refugiados de Líbano poniéndose las gafas de realidad virtual. Calificaba de “triste” lo que había visto y aseguraba que había empatizado con las personas hacinadas en el campamento “porque mientras te dicen que están agradecidas por estar en ese lugar que carece de lo más básico para poder llevar a cabo una vida digna, sus miradas expresan lo contrario; por lo que no quiero ni imaginarme cómo estarían en sus casas en el momento en que tomaron la difícil decisión de salir de allí”.

Por su parte, la eibarresa Dori Cuende se quitó las gafas de realidad virtual sin poder contener la emoción: “Una cosa es ver la realidad de un campamento de refugiados por la televisión y otra muy diferente verla así. Esto es muy real, muy duro y a la vez emocionante porque da la sensación de que estás en el mismo campamento”, destacaba.

Al fin y al cabo, con esta campaña que acaba de poner en marcha Cruz Roja ofrece a la ciudadanía guipuzcoana la posibilidad de realizar, sin necesidad de desplazarse, un viaje a la piel de las personas refugiadas.