Ion Cojocari: "Abracé a un niño refugiado de diez años y no podía dejar de llorar"
ION, CHÓFER QUE RESIDIÓ 20 AÑOS EN AMOREBIETA-ETXANO, NARRA A DEIA CÓMO SE FACILITA URGENTE AYUDA HUMANITARIA A LOS REFUGIADOS EN OTACI, FRONTERA DE MOLDAVIA CON UCRANIA
Deia, , 03-03-2022El eco solidario de Ion padre de familia que residió veinte años en Amorebieta-Etxano llega desde el atemorizado Este europeo a Euskal Herria. Lo hace con sonido de WhatsApp, con el de tiros nocturnos que traspasan la frontera con Ucrania. Se vive con dudas, con ansiedad, pero también con entrega a las personas refugiadas que llegan a alcanzar con vida suelo de su querida Moldavia.
A pesar de que se catalogue a esta antigua república soviética como el Estado más pobre del extremo Oriente del viejo continente, mucha parte de su población se ha volcado, sin dudarlo, en ayudar, arropar, alimentar, sonreír, abrazar en las fronteras y de forma totalmente altruista. El caso de Ion Cojocari y su familia es un ejemplo de esa cadena humanitaria que palpita en positivo.
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Tras estallar la invasión y consiguiente guerra del líder ruso Putin sobre el quinto país más grande de Europa el pasado jueves, Ion no dudó en sumarse a una iniciativa surgida en Facebook en la capital de la república moldava, en Chisináu, coordinada por su compatriota Nicolaie Chiriac. Son tres ya los viajes en los que Ion ha aportado su solidaridad.
“La primera noche fuimos cincuenta vehículos en caravana con las luces de emergencia puestas hasta la frontera de Otaci, a 250 kilómetros de la capital. Llegamos cuatro horas después, pero había toque de queda y no les dejaban pasar la frontera hasta las seis de la mañana”, relata a DEIA desde la aduana. No le importa haber gastado hasta la fecha más de 180 euros en carburante.
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