El este europeo se cohesiona ante el desafío migratorio
Polonia se muestra la más severa con Rusia y cercana a Ucrania, mientras Hungría se suma con retraso al consenso de la UE
Diario Vasco, , 28-02-2022El llamado B9 o Bloque de Bucarest, donde se originó este grupo ha encontrado una nueva cohesión ante el desafío migratorio derivado de la invasión rusa de Ucrania. Reunidos en Varsovia, los líderes de nueve países europeos, hoy socios de la UE y también miembros de la OTAN, pero en la órbita de Moscú en tiempos del Pacto de Varsovia, mostraron una unidad desconocida en un grupo no siempre armónico o hasta hostil hacia Bruselas.
«Debemos apoyar a Ucrania con más fuerza, incluido el suministro de armas. No podemos quedarnos en condenar simplemente el brutal ataque de Rusia», afirmó en la apertura de la cumbre del B9 el presidente polaco, Andrzej Duda. Este tipo de proclamas no son extrañas en el jefe del Estado polaco, afín al ultraconservador partido Ley y Justicia (PiS) de Jaroslaw Kaczinski y el primer ministro de su país, Mateusz Morawiecki. Los tres representan la línea de confrontación hacia Moscú y llevan años exigiendo que se refuerce el flanco este de la OTAN, al igual que las repúblicas bálticas de Lituania, Estonia y Letonia.
Sí se hace más extraño en la Hungría del primer ministro Víktor Orbán, quien como parte de la ultraderecha europea se había destacado como «amigo» y aliado político de Vladímir Putin. A Orbán le costó bastante más que a otros socios de la Unión Europea (UE) condenar la invasión de Ucrania. Lo hizo unas 24 horas más tarde que el resto. Pero, mientras no se demuestre lo contrario, comparte ahora el discurso del apoyo cerrado al vecino ucraniano.
El B9 nació por iniciativa rumana bajo el impacto de la anexión de Crimea, en 2014. Junto a Rumanía y Polonia, además de los bálticos y Hungría, lo integraron Bulgaria, Eslovaquia y la República Checa. Ahora se reactivó ante el temor hacia Rusia, compartido por los países que fueron en su día repúblicas soviéticas como los bálticos- o que quedaron dentro del Pacto de Varsovia. A la reunión de Varsovia acudió, aunque fugazmente, la presidenta de la CE, Ursula von der Leyen, alguien a quien el Gobierno polaco suele recibir con las uñas fuera, por representar los sucesivos expedientes abiertos por Bruselas contra Polonia.
Más que en la guerra de los Balcanes
Ante la crisis migratoria de 2015 reaccionaron Polonia y Hungría cerrando la puerta a los refugiados no solo sirios-. En los años siguientes rechazaron cualquier propuesta de la Comisión Europea (CE) para un reparto equilibrado de esos peticionarios de asilo o de la inmigración irregular llegada a través del Mediterráneo. Ni Alemania ni los socios del sur europeo, como España, lograron apartarles de esas posiciones.
Ahora auxilian a las columnas de ucranianos que llegan hasta sus fronteras, la mayor parte de ellos mujeres y niños, ya que los hombres entre 18 y 60 años han sido movilizados para la defensa del país. Polonia, el país más reacio junto con Hungría- a la acogida de los refugiados durante 2015 y los años siguientes, ha habilitado ya ocho puntos de acogida, el principal de ellos en Medyka. Espera, según sus autoridades, unos 30.000 ucranianos por día. Hungría, Eslovaquia y Rumanía, asimismo fronterizos, han recibido en las primeras 24 horas tras la invasión entre 5.000 y 10.000 por cada Estado. Cada uno de estos países está respondiendo al desafío migratorio con agilidad y una buena logística, incluida atención sanitaria. Eslovaquia ha habilitado desde pabellones deportivos a clubes privados de ‘fitness’. El ultranacionalista Orbán ha afirmado que la invasión rusa puede provocar una crisis migratoria mayor incluso que la desencadenada en los años 90 por las guerras en los Balcanes.
Alemania, que en esa crisis de 2015 llegó a recibir a casi un millón de peticionarios de asilo, será el destino final para muchos de los que están entrando por Polonia. El Gobierno del canciller Olaf Scholz ya ha mostrado su disposición a prestar «ayuda masiva» a esos socios fronterizos, especialmente a Polonia. Austria, país hasta ahora más que restrictivo en la acogida de refugiados, ofrece también su apoyo. Para el Ejecutivo del canciller conservador Karl Nehammer, la situación de Ucrania no es comparable a la Siria o Afganistán. «Se trata de ayudar al vecino», afirmó.
La ONU calcula que la invasión rusa provocará un millón de desplazados procedentes de Ucrania, país que cuenta con 44 millones de habitantes. Una cifra que obviamente puede ir a más, en función de hasta dónde lleguen a adentrarse finalmente las tropas de Putin.
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