Preocupación y miedo en los ucranianos y rusos que residen en A Mariña
Zhanna, de 12 años, vive en Ribadeo con su familia de acogida, mientras una abuela de Eduard, residente en Viveiro, mora a 70 kms de los bombardeos
La Voz de Galicia, , 25-02-2022unos 3.700 kilómetros de distancia, las personas de origen ruso y ucraniano residentes en A Mariña ven con preocupación y miedo la guerra entre Rusia y Ucrania. No son pocas, puesto que muchos ciudadanos de los países del Este decidieron buscar un futuro en Galicia. La mayoría de los consultados prefiere no hablar: hay angustia por sus familias y por el eco que pueden tener sus palabras.
Eduard Didych se marchó de Ucrania con sus padres a los seis años, hacia Portugal, primero, y España, después. Hoy, que tiene 26, vive en Viveiro también sus progenitores y trabaja en Alcoa.
«Lo que está pasando no es plato de buen gusto: es mi tierra y tengo allí a mis familiares: en Ucrania viven abuelos y primos». Una abuela, médica en Dnipró, oye las bombas desde su casa. «Está a unos 70 kilómetros de los bombardeos», expone Eduard. Ella todavía no conoce en persona a sus bisnietos mellizos, un niño y una niña de 16 meses. Con este tipo de conflictos, la pregunta sobre cuándo será posible un primer encuentro se hace más difícil de responder.
Aunque el ataque de Putin ha cosechado el rechazo internacional, Didych se muestra crítico con el gobierno de Ucrania y ve el conflicto «un campo de batalla entre dos superpotencias como Rusia y los norteamericanos, que nunca padecen guerras en su territorio, pero que están acostumbrados a hacerlas en otros».
La ucraniana Zhanna, de doce años, vino el año pasado a Ribadeo y se quedó con su familia de acogida para el curso 2021-22. Es oriúnda de la comarca de Chernígov. Allí viven su madre y cinco hermanos, con los que por ahora se comunica con fluidez. Están todos en casa por la ley marcial.
«Gestionar este sentimiento desde la distancia es muy complicado; por un lado está lo que yo le digo, que debemos mantener la calma, y por otro las imágenes de la televisión. Imagínese encima con doce años», explica su madre de acogida, Bea Irigoyen, que asegura «estar en contacto con la Embajada por si en algún momento hay que hacer un llamamiento de refugiados: allí hay menores y mujeres jóvenes solteras con hijos», indica.
Irigoyen hace hincapié que es necesario «visualizar la situación de Ucrania, desde hace años, porque que los niños vengan a estudiar es una situación de necesidad».
En otras poblaciones mariñanas, como Viveiro, también residen varios ciudadanos de origen ruso y ucraniano que este jueves, en las primeras horas del conflicto armado, declinaron hacer público su testimonio por temor a represalias. «La gente allí está sufriendo mucho y nos preocupan las personas que queremos», afirman. Señalan que la libertad que se respira en España está a años luz de la de Rusia o Ucrania.
(Puede haber caducado)