«La pandemia ha agravado las situaciones vulnerables»
Cáritas-Beasain. «Fueron 140 las familias inmigrantes y autóctonas que en 2021 tocaron la puerta de Cáritas», señala Ainhoa Etxabe, Trabajadora Social del ente
Diario Vasco, , 21-02-2022Cáritas de Beasain echa la mirada atrás al año 2021, «un año de transición, con las necesidades y la situación precaria de muchas personas y familias», señala Ainhoa Etxabe, trabajadora social de Cáritas-Goierri. A la mayoría de ellas la llegada de la pandemia les «agravó su situación». No es que la pandemia haya traído situaciones diferentes, «lo que ha hecho es que afloren esas situaciones que no se veían tanto pero estaban presentes en personas y familias que aún precariamente, antes del Covid, salían adelante, ahora se les ha agravado la situación». Una pandemia que, al margen del gran problema de salud, ha hecho que «aflore mucho más el problema de la soledad, con una falta de redes comunitarias familiares que antes eran apoyo para ellos».
Una situación que no solo ha afectado a familias inmigrantes , también a autóctonas, «que se han visto en la necesidad de tocar la puerta de Cáritas. Este ha sido un cambio signficativo tras la pandemia», remarca Ainhoa Etxabe. Las épocas de crisis siempre han estado presentes pero en el caso de las familias autóctonas, «se han visto en situaciones de precariedad que nos las habían vivido y no las esperaban, ha sido un cambio significativo». Tocar la puerta de Caritas «se hace difícil para todos, para el de aquí y para el de fuera». Ese gesto de dejar a la vista las carencias y fragilidades «es algo que cuesta mucho», subraya la Trabajadora Social de Cáritas.
Son las familias, de inmigrantes y autóctonas, que en 2 021 tocaron la puerta de Cáritas. Atienden los miércoles (16.00 a 18.00) en los bajos de la Casa Parroquial.
Son las familias y personas que el pasado año fueron atendidas en el ropero de Cáritas Se les da ropa calzado, sábanas, toallas, vajilla…..
20.000 Euros es la cifra que gastó Caritas-Beasain en ayudas directaas al pago de vivienda, luz y agua, transporte o farmacia.
35 Son los voluntarios que colaboran de manera altruista en Cáritas-Beasain, en la acogida, el ropero umpartiendo los cursos y talleres (huerta).
Al repasar el balance de 2021, Etxabe destaca que Caritas-Beasain, atendió los miércoles a 140 familias, «cada una con su problematica, con su mochila, unas con muchos hijos, menores, y otras con problemática diferente». Por el ropero, el año pasado «pasaron 100 familias que recibieron ropa y calzado, además de enseres domésticos, mantas, sábanas, toallas, vajilla, etc.». Reparto semanal en el que «es dificil que se de la picaresca».
LAS AYUDAS«El que viene a Cáritas es el último de los últimos, quien no tiene ayudas de la administración»EL LADO POSITIVO DE 2021«Ha sido de transición, en octubre pudimos retomar los cursillos de castellano para inmigrantes »
Acogida y valoración
Quien toca la puerta de Cáritas entra en una primera fase, que es «la de la acogida, donde se valora el caso de cada familia». Este ente solidario, en 2021, destinó 20.000 euros en ayudas directas a las familias. La mayor parte de esa cifra «es destinada a cubrir gastos de vivienda, y en porcentaje más minoritario al abono de gastos de suministro, luz o agua, también para formación, transporte y farmacia». Ayudas que otorgan basándose en «la valoración de la situación familiar, económica, que emana de la fase de la acogida». Ainhoa remarca que la que viene a Caritas es aquella perosna que no puede acceder a las ayudas de la administración por su variada y complicada situación, «es que son los últimos de los últimos», enfatiza. Si la pobreza energética ha afectado a parte de la sociedad, para el colectivo de más vulnerables, la afección «ha sido mucho mayor».
La «importancia» del idioma
El lado positivo lo ubicaba en los talleres o cursillos «En octubre de 2021retomamos las clases que se imparten en Seroretxe, de castellano, para inmigrantes que desconocen el idioma, vienen dos días a la semana y dos horas cada jornada». Conocer el idioma «es la primera puerta a abrir en largo pasillo de la integración» en su nueva sociedad y cultura muy diferentes a la suya.
En la huerta, en terrenos de los dos conventos de Lazkao, trabajan una docena de personas. El cultivo lo «realizan de forma comunitaria, lo que da la huerta es para autoconsumo, no pueden venderlo». Además es una manera «de socializar y mejorar el aprendizaje del idioma». Pero cuentan con excedente de verdura y «van a crear las ’cestas solidarias (tipo cesta de consumo) que pondrán a la venta a las personas interesadas» .
Estrenaron 2022 «poniendo en marcha los proyectos e intentando caminar hacia la normalidad», concluye Ainhoa Etxabe.
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