Marcial Brito 'El Salao': «No sé de qué color son los dólares»

Canarias 7, 14-07-2006


Arrecife
Sin la presencia del patrón y el armador del buque, se celebró ayer el juicio por el caso del ‘Ocean king’. Los otros dos acusados de tráfico de personas, Marcial Brito, padre del armador, y Naffa Ould Samba, marinero, sostuvieron su inocencia mientras la fiscal mantiene la petición de 6 años de prisión y multa de 10.800 euros.


Sin la presencia del patrón y el armador del buque, se celebró ayer el juicio por el caso del ‘Ocean king’. Los otros dos acusados de tráfico de personas, Marcial Brito, padre del armador, y Naffa Ould Samba, marinero, sostuvieron su inocencia mientras la fiscal mantiene la petición de 6 años de prisión y multa de 10.800 euros.


Ayer se celebró el juicio por el caso del pesquero Ocean King, que presuntamente servía de tapadera para el tráfico ilegal de personas desde África y donde ha sido acusado Marcial Brito, El Salao.


En su declaración, Brito, negó conocer las supuestas actividades ilegales que denunciaron varios de los 26 pasajeros del barco, el 3 de agosto de 2002, cuando fueron apresados por las fuerzas del orden indocumentados tras saltar del buque. Estos pasajeros aseguraron haber pagado a Juan Carlos Brito en Noadhibou (Mauritania) 2.500 dólares por ser traslados a Europa.


El Salao declaró que «no sé de qué color es un dólar» y que sólo «ayudaba a mi hijo Juan Carlos en el avituallamiento de su barco».


60 euros al mes. Brito aseguró que un policía le llamó por teléfono y le hizo ir a buscar los pasaportes, que habían sido previamente retirados a la tripulación «para evitar robos». Él se dirigió a la discoteca de otro de sus hijos que tenía los documentos «porque se los había entregado el capitán».


Por su parte, Naffa Ould Samba, conocido en Lanzarote hace 20 años como Pedro, también negó cualquier relación con una supuesta organización ilegal. Como marinero, fue preguntado por la capacidad del barco. Dijo que normalmente viajaban cómodamente de 22 a 24 personas; también explicó que las condiciones eran buenas, con camas para todos (hacían turnos de trabajo). y que su sueldo era de 60 euros al mes.


Samba dormía en la nave junto a otros tripulantes cuando la policía, procedió al registro y petición de documentos. Según los agentes locales, aquella noche se detuvo a varios hombres que deambulaban por Puerto Naos. El vigilante del puerto les comentó que habían saltado del barco. Por eso se avisó a la Policía Nacional, que procedió a la investigación. Un número aseguró en el juicio que fue Naffa y no un agente quien llamó por teléfono a Brito para que trajera los pasaportes. «Algunos no se correspondían con los detenidos y el listado de la tripulación era menor que las personas apresadas», dijo.


Otro de los testimonios clave fue el del mecánico José Santana. Él embarcó desde Tenerife donde habitualmente operaba el barco, «porque había problemas técnicos». En ese momento había «cinco personas en la tripulación», dijo. El barco se averió antes de llegar a Mauritania, «donde se pescó algo». El técnico recomendó llevar el barco a Lanzarote «porque el varado es más barato». No sabe por qué vino cargado de personas, aunque sí admitió que «me parecieron muchas, pero me explicaron que había turnos». Advirtió que algunos se mareaban «porque eran nuevos» y que otros no hacían labores de pesca. El caso ha sido visto para sentencia.
REBELDÍA Y AUSENCIA


El armador del buque, Juan Carlos Brito, al que acusan dos de los


detenidos de haberles cobrado por el transporte, vive en Mauritania y sobre él no pesa orden de búsqueda. El otro acsuado, Mohamed Ethmane ha sido declarado en rebeldía. Mientras la fiscal mantiene la petición de cárcel para Marcial y Naffa, sus abogados se quejan del secreto sumarial «que impide la defensa pública».

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