Claves para la futura educación vasca

Educación busca el consenso para firmar un pacto educativo que sirva de base para la redacción de una futura ley. La comunidad educativa se encuentra inmersa en un proceso de análisis de cómo será la enseñanza vasca del futuro

Diario Vasco, VERÓNICA MELO, 17-01-2022

El mundo educativo vasco se mira a sí mismo en un proceso de reflexión para intentar buscar un acuerdo entre diferentes que estructure cómo debe ser la educación para los próximos 20 años. El departamento de Jokin Bildarratz quiere lograr un gran pacto educativo que siente las bases de lo que será una futura ley vasca de Educación, que espera redactar en el transcurso de este año y que sustituirá a la anterior norma firmada en 1993. Todos los agentes consultados por este periódico coinciden en que es hora de renovar esa antigua ley que se ha quedado corta porque 30 años después la sociedad vasca es otra y porque las formas de enseñar también han cambiado.

En el Parlamento Vasco se sucedieron las ponencias de educación en las que, hasta el 22 de diciembre, participaron un centenar de agentes, colectivos o personas vinculadas con el sector que expusieron los retos y dificultades en los que se encuentra el sistema educativo vasco. El consejero de Educación, Jokin Bildarratz, ha manifestado en reiteradas ocasiones que «la actitud positiva y de trabajo» de todos aquellos que participaron fue la de remar a favor de encontrar una manera de hacer que beneficie a la enseñanza y por extensión al propio alumno.

El sistema educativo vasco tiene como primera particularidad el reparto de su alumnado, dividido prácticamente a la mitad entre la red pública (51% de las matriculaciones) y la red concertada (48%). La titularidad de los centros es una de las primeras cuestiones a abordar, si se debe ampliar o no el concepto de enseñanza pública. Esto es, que solo sea considerado centro público el que se gestiona directamente desde la administración o que se pueda incluir un baremo de cumplimiento de ‘interés social’ en los centros concertados que compense las cuotas de sus colegios. Y es que la primera diferencia entre ambas redes es económica. Estudiar en la concertada puede llegar a suponer un coste de hasta 400 euros más al mes que en la pública.

La segregación es uno de los principales retos de la educación vasca. Informes como el de Esade y Save the Children en 2019 situaban a Euskadi en el segundo puesto del ranking de comunidades que más segregaban por rentas bajas, por detrás de Madrid. La evolución demográfica en la sociedad vasca y su reflejo en las aulas lleva implícitas otras consecuencias. El último estudio de Silvan and Miracle constata que la red pública asume la mayor parte del alumnado inmigrante y de bajos recursos socioeconómicos y estos centros tienen una tasa de repetición más alta que los concertados. Además, el sistema debe abordar la realidad de la baja natalidad por la que contará con menos alumnos, de los que el 30% se estima que sean inmigrantes de segunda generación.

LAS CLAVES
Normativa. Euskadi se rige por una ley educativa de 1993, que se ha quedado corta porque la sociedad ha cambiado

Titularidad. Los estudiantes se dividen prácticamente a medias entre la red pública y la red concertada

Segregación. La llegada de inmigrantes es uno de los principales retos del sistema educativo vasco

La situación del euskera es otra de las preocupaciones sobre la mesa, ya que el modelo D ya no garantiza la plena inmersión lingüística. Además, las metodologías han cambiado y la digitalización es cosa del presente. Así el papel del profesorado deberá ser más activo que nunca con una formación continua constante pero con un prestigio y reconocimiento de su labor que no se quede tan solo en el papel.

La atención a la diversidad se debe afrontar como una muestra de la calidad de los centros escolares, una mirada a aquellos alumnos que sobresalen por lo alto y por lo bajo, para que ningún estudiante se quede por el camino y puedan desarrollar sus potenciales. Las notas caminan hacia una evaluación continua pero el reto es cómo afrontar el momento a veces necesario de una calificación de corte.

Por otro lado se debe definir la autonomía de los centros para poder abordar la propia realidad de su entorno y se busca contar con otros agentes más allá de la escuela para que la educación sea una cuestión que vaya más allá de las paredes de los colegios.

José Javier Huerta, director del Instituto UPA
«Debemos poder atender realmente a la diversidad»
El desarrollo curricular preocupa a José Javier Huerta.
El desarrollo curricular preocupa a José Javier Huerta. / MICHELENA

Tras años como profesor, José Javier Huerta se estrena este curso como director del Instituto Usandizaga Peñaflorida Amara (UPA), el mayor centro público de Euskadi en número de alumnos a partir de la ESO. Su lista de sus cuestiones a tratar en el pacto educativo empieza por la necesidad de «gestionar y adecuar la integración de alumnos venidos de fuera y no me refiero solo a los inmigrantes , también a los estudiantes que vienen de otras comunidades a los que no se les da una solución lingüística».

Defiende que se pueda dar a los alumnos «la opción de desarrollar sus capacidades» y no sea el sistema educativo «un café para todos», y para ello los profesores deben «poder atender realmente la diversidad en las aulas». Y aquí hace un inciso, «esto significa volcarse en los que están por debajo y en los que están por arriba, porque muchas veces se nos pierden». Considera que es «imprescindible» dotar de autonomía a cada centro escolar y ve necesaria «otra forma de contratar al profesorado, porque actualmente no facilita la gestión de las clases».

Está preocupado por cómo evaluar a los alumnos al final de cada curso. «Ahora mismo promovemos el aprendizaje bulímico». Ve que la evaluación continua tiene sus ventajas pero también sus dificultades porque «al final hay que calificar, el único criterio final que cuenta es el de una nota y eso supone un gran estrés para todos, y no solo hablo de selectividad, también para conseguir plaza en grados de FP hay notas de corte».

Reivindica un desarrollo curricular completo que «vaya más allá de la utilidad inmediata. Hay asignaturas que te enseñan a razonar, a estructurar el pensamiento, y eso es importante para el futuro».

Nélida Zaitegui, pedagoga
«Hay que saber qué sociedad queremos ser para educar»
La pedagoga Nélida Zaitegui otorga un papel «muy importante» al profesorado.
La pedagoga Nélida Zaitegui otorga un papel «muy importante» al profesorado. / DV

Tenemos que saber cómo queremos que sea la sociedad vasca dentro de 20 años y pensar qué educación necesitamos para logralo», dice la pedagoga Nélida Zaitegui. «Es necesario que toda la sociedad se implique. Las familias, los agentes sociales y los ayuntamientos tienen un papel muy importante, no solo es tarea de los centros educativos».

El acuerdo en educación debe incluir «medidas claras para garantizar la inclusión, la equidad y la excelencia, esto significa crear entornos inclusivos de socialización que promuevan valores como la igualdad, la solidaridad, el cuidado y la justicia social». A esto Zaitegui añade «medidas para garantizar la calidad de la educación para lograr el máximo desarrollo de las potencialidades de todas las personas».

Los centros tienen que «gozar de autonomía para tomar decisiones como el desarrollo curricular o la gestión personal y económica del mismo». En este último aspecto su base será «la transparencia y la participación de la comunidad».

El profesorado es «un elemento clave, desde su formación inicial que ha de ser competencial y que tienen que mantenerse en reciclaje profesional permanente. Alejarse de la idea de funcionariado y con un desarrollo profesional reconocido y prestigiado». Además, la dirección de los colegios debería estar «fundamentada en competencias directivas y de liderazgo».

El currículum tendría que ser «competencial y establecer un perfil de salida del alumnado al finalizar las etapas educativas». Considera que hay que trabajar «en nuevos roles de apoyo a los centros y a la innovación educativa». Y «la euskaldunización tiene que estar adecuada a los diversos contextos sociales».

Koldo Tellitu, Ikastolen Elkartea
«Si se ofrece un servicio público se debe financiar»
La segregación es uno de los principales retos a futuro, según Koldo Tellitu.
La segregación es uno de los principales retos a futuro, según Koldo Tellitu. / DV

Confiesa que el punto de posible fricción en el debate puede estar en la titularidad de los centros. «La configuración del servicio público en educación no tiene que ver con en qué red estás inmerso. Si se tiene vocación de servicio público y se ofrece como tal la educación, la financiación debería ser del 100% para poder cubrir sus necesidades, para entre otras cosas no tener que cobrar cuotas. La red pública y la concertada estamos en el mismo barco, hay que analizar qué aporta cada uno a la sociedad», argumenta.

Valora «positivamente» el propio proceso de elaboración del pacto educativo, «de ahí salen ideas» y ve «necesario» conseguir llegar a un acuerdo y la próxima redacción de una nueva ley. «Llevamos 29 años con el mismo sistema educativo que regula sobre todo la escuela pública. Pensar en regular todo el sistema ya es un avance», manifiesta. Ese futuro nuevo texto deberá incluir aspectos «inimaginables hace casi 30 años». Tellitu piensa en términos «como segregación, no había casi inmigrantes y hoy en día es uno de los principales retos que tenemos que abordar porque la realidad social es muy diferente». También se refiere «a la digitalización que ni existía».

Como presidente de la confederación de ikastolas le preocupa, además, el papel del euskera. «No nos podemos quedar fijos en los modelos actuales de inmersión lingüística porque no valen para todos, debemos buscar otros sistemas y avanzar en la normalización de su uso».

La llegada de menos alumnos «nos pondrá en situaciones complejas», y apuesta por «desarrollar un modelo propio de evaluación». Las nuevas tecnologías «nos abren la puerta a impulsar el software libre y ver qué posibilidades permite».

Gonzalo Larruzea, inspector de Educación
«Hay que definir qué es educación de interés social»
Gonzalo Larruzea cree que la bajada de natalidad puede ser una oportunidad.
Gonzalo Larruzea cree que la bajada de natalidad puede ser una oportunidad. / J. ALEMANY

Tiene claro sobre qué tres puntos debe pivotar el pacto educativo, «que luego se transformará en ley: vertebración del propio sistema, la relación entre la red pública y la concertada y la organización de la propia estructura». Para Gonzalo Larruzea, doctor en didáctica y organización escolar, «lo de menos es la titularidad, para mí es más importante definir a qué llamamos educación de interés social y de carácter público, actualmente vivimos en una especie de ‘sokatira’ entre ambas redes y no podemos negar lo heredado».

En esa definición se debe incluir una escuela «que no sea discriminatoria en ningún aspecto, ni religioso ni de raza ni de sexo, que sea transparente en su gestión, democrática, que atienda a la diversidad social». El índice de complejidad educativa es el que marca si el centro atiende a la diversidad de su entorno, «se debe llegar a un acuerdo de quién cumple con el interés social de la escuela».

Entre los retos principales «la baja natalidad puede ser una gran amenaza, con menos aulas y disputas por el alumnado». Matiza que «si se mantiene el presupuesto puede ser vista como una oportunidad bajando ratios o aumentado el número de profesores en un aula».

En cuanto a la segregación, «no es un asunto exclusivo de la educación, pero no debe incrementarlo», y Larruzea opina que se deben «buscar mecanismos de compensación de resultados y mejorar aspectos de planificación del sistema».

Le preocupa el estancamiento de 2012 de los resultados competenciales, «no se corresponde a lo que se invierte». Por ello cree que «hay que repasar e impulsar una renovación metodológica y pedagógica. Para todo esto el profesorado es fundamental».

Agustín Eizagirre, Kristau Eskola
«Debemos poner al alumno en el centro del debate»
Agustín Eizagirre cree que se crearán nuevas figuras educativas aún sin contemplar.
Agustín Eizagirre cree que se crearán nuevas figuras educativas aún sin contemplar. / DV

Necesitamos una nueva plataforma para poder responder a las demandas actuales de la educación y a los cambios sociales que se están produciendo», dice Agustín Eizagirre, subdirector general de Kristau Eskola. «Ahora mismo la realidad es que el sistema funciona en algunas cosas y la realidad ha sufrido una evolución a la que debemos adaptarnos».

Los principales retos futuros para Eizagirre están en el descenso de la natalidad y en el «incremento paulatino de la inmigración», dos «elementos estructurales que debemos afrontar». Para el subdirector de Kristau Eskola «estamos inmersos en una dinámica de cambio, con innovación tecnológica, digitalización global y con la aparición de nuevas figuras educativas que no estaban contempladas».

Con todo considera que no se «debe perder el norte y el alumno debe estar en el centro del debate para ofrecerle una educación de calidad y con un perfil de salida adecuado a lo que necesiten las personas en el siglo XXI».

En Kristau Eskola «hacemos una apuesta inequívoca por defender el sistema educativo de la sociedad vasco» y defienden «un sistema que promueva la equidad, la cohesión social, la educación en valores para alcanzar el desarrollo integral de las personas, el respeto a la pluralidad y libertad de pensamiento y creencias, el respeto a los derechos humanos y el respeto a la diversidad».

Entre los retos «hacer una revisión del diseño actual» de inmersión en euskera y «tenemos que resolver el tema de la atención a la inmigración y a la diversidad». Incluye «impulsar la autonomía de cada centro» y «el respeto de la capacidad de elección de las familias». Asegura que «hay voluntad de llegar a un pacto».

Lurdes Imaz, coordinadora de EHIGE
«La equidad debe ser el eje de la escuela pública»
Lurdes Imaz pide una escuela pública fuerte y reforzar «la educación no formal».
Lurdes Imaz pide una escuela pública fuerte y reforzar «la educación no formal». / URRESTI

Lurdes Imaz no entiende las prisas por hacer una ley en un corto espacio de tiempo. «Hay que responder a los retos y para eso hace falta tiempo», apunta la coordinadora de Ehige, la confederación de asociaciones de padres y madres (AMPAS) de los centros públicos.

Tiene claras las necesidades de cara al futuro y que deberían contemplarse en el pacto educativo, «que luego tendrá su reflejo en esa ley que ya toca renovar». Enumera la inclusión, el euskera, el plurilingüismo, así como «la reorganización de la oferta para que la escuela pública pueda crecer». Además ve necesario una apuesta por la financiación para «actualizar las instalaciones y equipamientos» de muchos centros educativos. A lo que añade «todo lo que tiene que ver con la mejora en la digitalización, desde la adquisición de material a la formación del propio profesorado en esta materia».

Le gustaría que el pacto educativo hablase de «escuelas más participativas» y que se pudiesen desarrollar proyectos potentes por la propia comunidad educativa del centro, «que va más allá de los propios docentes, se tienen que abrir las vías de participación a las familias».

Con todo esto «se caminaría a una escuela pública de calidad, que todos los centros escolares sean buenos, que la equidad sea la característica principal de nuestro sistema educativo para acabar con la segregación».

Cuestiona el actual currículum «sobrecargado» de asignaturas, y plantea que sea el propio centro quien «haga su recorrido». El refuerzo de la «educación no formal» es para Imaz vital para contar «con una educación integral que complementa lo que no se aprende en el aula y que forma parte del desarrollo del menor»

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