«Las necesidades que hay te hacen ver la vida de otra manera»

Ana Avellaneda se estrena al frente de Cáritas Miranda, a la que llegó hace año y medio en su estreno como voluntaria

El Correo, CRISTINA ORTIZ, 11-01-2022

En poco más de año y medio ha pasado de ser la recién llegada, la voluntaria novel, a ponerse al frente de Cáritas Miranda, una entidad referente en la ciudad en el apoyo a la parte de la sociedad en riesgo de exclusión o más necesitada y a inmigrantes recién llegados. Un paso al frente que Ana Avellaneda dio semanas atrás tras poner en la balanza el aprendizaje, la gratificación y el enriquecimiento que la experiencia le ha supuesto a nivel personal. «Las necesidades que hay te hacen ver la vida de otra manera», aseguró; tras conocer de primera mano en Mercamir (el economato abierto por la entidad a mediados de 2020) muchas historias de gente en apuros.

Entonces como ahora, su implicación no era algo pensado y premeditado. Se acercó a Cáritas a hacer un donativo y salió siendo voluntaria tras planteárselo uno de los trabajadores de la entidad, algo que no había hecho con anterioridad. Y lo mismo ocurrió cuando la propusieron sustituir a Jesús Ponce al frente del colectivo. Eso no significa que no tenga experiencia previa, durante años ha sido catequista y «en la parroquia echo una mano allá donde puedo».

Pero nunca se había pensado dar un paso más allá, aunque durante la pandemia sí animó a sus hijos a implicarse en aquellos colectivos que demandaban gente. «Entonces yo no me lo planteé, aunque cuando llegó la oportunidad no me lo pensé ni dos minutos».

Y el balance positivo de ese año y medio de experiencia es lo que le ha motivado a dar un paso más en su implicación, pese a la dureza que comporta ese voluntariado; convencida de que si conoce con más profundidad cómo funciona el sistema y la entidad más podrá ayudar y mejor lo hará. «Se ve mucha necesidad, pero a la vez gratifica poder ayudar. Por todo te dan las gracias. Ves cómo se iluminan las miradas de los niños a los que les das un caramelo… eso no tiene precio». Más aún en Navidad, una época de mucho trabajo en Mercamir.

Superada esa etapa será ahora cuando le tocará ponerse más al día de los entresijos de la organización y ver cuáles pueden ser sus próximos retos. Un trabajo para el que tiene claro que va a contar con Jesús Ponce, así como con el resto del equipo de profesionales de Cáritas y sus voluntarios. «Eso es muy importante», reconoció.

Y no sólo en el ámbito de una organización, también en la ciudad en su conjunto es esencial saber que «hay personas que se preocupan por otros, para que tengan dónde acudir y un sitio al que ir. Si todos estuviéramos más pendientes y viéramos las necesidades del que tenemos al lado igual habría menos problemas. Todos podemos echar una mano. Hay gente muy cerca que lo está pasando mal».

Los datos parecen darle la razón, ya que a lo largo del pasado año sólo a través de Mercamir se han repartido 80.000 euros en alimentos, que han ayudado a llenar la nevera de la que se han nutrido algo más de 250 personas. Dan respuesta a una 40 familias a la semana. Pero fueron muchos más ciudadanos los que a lo largo del pasado año pasaron por el programa de acogida de Cáritas, hasta 619 hogares, conformados por 1.449 personas. A una parte de ellas, hasta 172 personas, se destinaron también casi 24.000 euros en ayudas económicas, para facilitar la compra de determinados alimentos (1.335 euros), completar el pago del alquiler (4.950) o hacer frente a las facturas de distintos suministros básicos en los hogares (4.750) así como a otras relacionadas con temas sanitarios (753 euros).

A lo largo del pasado año, el programa de acogida del Arciprestazgo de Miranda también realizó seguimientos y acompañamientos con 346 personas y derivó al programa de empleo a otras 278. Hay que tener en cuenta que durante todo el ejercicio se llegaron a realizar 3.278 intervenciones de apoyo con esos 1.449 usuarios de la iniciativa, tal y como recoge el informa de actividad anual.

De todos los atendidos y acompañados, el 32% fueron españoles y el 68% restante, extranjeros. «Son gente con más dificultades porque, normalmente, la red familiar y social es más pequeña», reconoció Ricardo García, delegado arciprestal. Entre todos ellos, destacaron los hogares conformados por una pareja con hijos (37%) y los integrados por una única persona (21%). Los monoparentales con descendencia representaron el 13%.

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