Alerta en Grecia por la ‘crisis de hambre’ entre los refugiados

Según la ONG Refugee Support Aegean, después de tres meses, el Ministerio de Migración y Asilo griego sigue sin cumplir con su compromiso de garantizar el sistema de ayudas directas mensuales acordado en el marco de un programa financiado por la UE

ABC, F.J. Calero, 02-01-2022

En Grecia las ONG han hecho sonar la voz de alarma: muchos refugiados y solicitantes de asilo no tienen suficiente para comer. Un mes después de la visita del Papa Francisco a Grecia, donde pidió detener el «naufragio de la civilización», decenas de organizaciones denuncian el aumento del hambre y las condiciones precarias de miles de refugiados y solicitantes de asilo en el país, especialmente en la zona continental, donde van a parar quienes o bien han recibido el estatus de refugiado o quienes, por el contrario, han visto denegada su solicitud y siguen residiendo en los campamentos (aunque no puedan hacerlo oficialmente) porque no tienen adónde ir. Además, siguen bloqueados los procesos de ayuda económica a los solicitantes de asilo desde que Grecia sucediera a la Agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) a la hora de asumir esta competencia el pasado 1 de octubre.

La ONG Refugee Support Aegean (RSA), que ofrece asesoramiento legal a personas que deben ser deportadas, ha denunciado en un informe esta semana la ‘ crisis de hambre de los refugiados en Grecia’. RSA y otras ONGs consultadas por este diario alertan de que tres meses después el Ministerio de Migración y Asilo aún no ha cumplido su compromiso de desembolsar la asignación económica mensual a los solicitantes de asilo después del traspaso de la competencia por parte de la oficina de la ONU para los refugiados Acnur.

Se les ha cortado la comida en los campamentos a los cientos de personas que no tienen derecho a la asignación y tampoco cuentan con otros medios de subsistencia. Según fuentes consultadas, se esperaba que para finales de octubre la administración helena debía tener listo su sistema de ayudas directas por medio de tarjetas bancarias en el marco de un programa financiado por la UE. Ante las críticas, según recoge el informativo alemán Taggeschau de la cadena ARD, el ministerio griego de Migraciones ya ha asegurado que están en proceso de distribuir esta asistencia económica a los solicitantes de asilo.

Durante la gran crisis de refugiados de los años 2015 y 2016, Grecia apenas se recuperaba de su mayor shock económico en décadas y, por tanto, no podía asumir los costes de las llegadas masivas de inmigrantes procedentes de Turquía. Fue entonces cuando Acnur asumió la responsabilidad de proveer los medios necesarios de vida, que incluían refugio, comida, ropa y cobertura económica para sus necesidades, a los solicitantes de asilo.

Con la mejoría de la economía griega y el descenso progresivo en llegadas, la agencia de la ONU le pasó el testigo a Grecia, una asistencia económica que todavía según ONGs como la Refugee Support Aegean sigue sin materializarse.

Los solicitantes de asilo sí tienen garantizado el servicio de comidas directamente distribuido por autoridades griegas desde el pasado octubre, pero no cuentan con la ayuda económica con la que poder por ejemplo desplazarse en bus a los núcleos urbanos.

«Comida no falta»

«Comida no falta. Aquí los solicitantes de asilo reciben el catering directamente», sostiene un trabajador humanitario del centro. «Comida no falta. Aquí los solicitantes de asilo reciben el catering directamente», sostiene un trabajador humanitario del centro. Hasta octubre, «los refugiados que estaban aquí recibían 150 euros al mes y máximo 500 por unidad familiar. Entonces al no tener gastos, y estar en un contenedor donde no paga por la luz, agua o la comida, podían gastar unos 200 y el resto lo podían enviar a la familia o ahorrar para irse con las mafias. Ahora reciben la comida de catering y ya no reciben dinero», agrega poco antes de repartir la ropa de cama a los residentes en el campamento.

Distinta es la situación de los que han conseguido el estatus de refugiado o se lo han denegado, pero que siguen residiendo en los campos, comentan las fuentes consultadas. Ese es el caso de los que todavía residen en alguno de los campamentos o deambulan por las plazas públicas de Atenas en busca de la ayuda de las ONG.

Reparto de comida en Cáritas Atenas – Jaime García

Las ONG asumen el papel del Estado

Los que se quedan en Grecia una vez conseguido el estatuto de refugiado son principalmente quienes no pueden permitirse ir a países con un estado de bienestar más sólido como puede ser Alemania. Aunque tienen derecho, no pueden abrir una cuenta bancaria ni conseguir un trabajo. A menudo no tienen los papeles necesarios ni una dirección permanente porque no pueden encontrar un apartamento.

Es el caso de Grace, una joven congoleña que asiste a clases de griego impartidas en la sede ateniense de la ONG Melissa Network. Grace espera que con el dominio de la lengua pueda conseguir un trabajo que le permita ser independiente económicamente: por el momento depende de las ONG para sobrevivir. Organizaciones como Cáritas esperan que se refuerce el programa de integración ‘Helios’, coordinado por la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) y financiado por la Comisión Europea, destinado al apoyo para el alojamiento y la empleabilidad, así como cursos de griego moderno para los refugiados.

«Desde la Comisión Europea y el Defensor del Pueblo griego, se exigió al Gobierno que cumpliese con sus obligaciones de cubrir las necesidades básicas de los solicitantes de asilo, puesto que había recibido dinero de la UE para ello. Pero no ha dado nada. La semana pasada Catholic Relief Services anunció que iba a asumir esta función y que ha dicho que iba a pagar también el dinero que el gobierno no ha proporcionado a los beneficiarios», afirma Raquel, del Servicio Jesuita de refugiados Grecia. «Además de no tener este apoyo económico, las familias han estado muy nerviosas todo este tiempo. Es una vergüenza que ese dinero no se haya entregado aún y nosotros seguimos sin saber cuándo ni qué va a suceder», concluye.

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