Samir, director de 'My Beautiful Baghdad': «La cuestión política más importante de hoy es la sexual»

El guionista plantea en su última película un misterio protagonizado por inmigrantes iraquíes en Londres

ABC, Óscar Rus, 30-12-2021

Cree el cineasta Samir (Irak, 1955), director de ‘My Beautiful Baghdad’ (2019), que una película es siempre un tipo de comunicación entre quien la hace y quien la ve. «A veces tienes una buena conexión y otras, no», resume en videollamada con ABC desde Zúrich (Suiza). Su último largometraje, en cines españoles desde el miércoles 29, aborda con suspense, humor y amor la conexión y desconexión de inmigrantes iraquíes en Londres. Más concretamente en un café con nombre de poeta. Escribió el guion junto a Furat al Jamil. Le costó encontrar a los intérpretes, la mayoría iraquíes, porque ningún hombre quería hacer de homosexual y todas las mujeres eran blancas o estaban operadas. En vez de uno, Samir tiene dos ‘alter ego’ en ‘My Beautiful Baghdad’: un adulto comunista y ateo, y un joven islamista radical. Entiende a ambos personajes.

El título original es ‘Baghdad in my shadow’. ¿Cómo explican la película estos dos títulos?

Me gusta más el título español. En árabe significa ‘Baghdad en mi imaginación’, pero solo en Irak. Es también una vieja expresión. Era una palabra que mis abuelos utilizaban con el significado de ‘sombra’: algo que está en el pasado o que te da pistas sobre tu presente. Me gusta mucho la palabra y lo hablé con un tío iraquí. Utilicé este título por la historia de mi familia.

Hay muchas sombras en la película. ¿Podría ser Sadam Husein una de ellas?

Por supuesto. El personaje de Ahmed, el exmarido de Amal, es una de esas sombras. Siempre vivimos con nuestras sombras, pero hay países que están todavía confrontando con una sombra más oscura que otros.

Entre el drama y el humor, aborda tabúes como el ateísmo, el adulterio y la homosexualidad.

Si lo hablo con mis compatriotas, intelectuales árabes o amigos míos, siempre señalo que la cuestión política más importante de hoy es la sexual. El poeta iraquí Abu Nuwas vivió en una época religiosa y sus poemas eran sobre alcohol y homosexualidad. Y el comunista Taufiq [protagonista de ‘My Beautiful Baghdad’] siempre cita el Corán. Estas tres cuestiones están entrelazadas. Especialmente la opresión contra las mujeres está conectada directamente con la opresión de una sexualidad libre. Ahora tenemos nuevas expresiones: ya no es una cuestión de ser homosexual o no. Es la cuestión de tener la libertad de ser sexualmente lo que quieras. Si no das libertad a las mujeres, no das libertad a nadie más.

Muchos escritores han escrito sobre el exilio y la identidad que uno tiene que forjar en otro país.

Todo el rato la gente te pregunta dónde están tus raíces. Yo siempre he encontrado extraño tener raíces. Soy un humano; no una planta. Como un niño migrante entendí que no tiene sentido que vuelva a contar a todo el mundo: «Sí, soy de Irak». Porque este Irak no es ya el Irak que yo viví. Así que empecé a pensar sobre la identidad. Todos mis documentales tratan estos temas. En la película sobre la segunda generación de niños migrantes en Suiza, me enfoqué en la escena del rap y del hip-hop y cómo crearon algo nuevo a partir de esta situación. Otro fue sobre judíos iraquíes que fueron forzados a ir a Israel y allí se dieron cuenta al final de que ese no era su país. Y el último documental sobre mi familia, ‘Iraqi Odyssey’, se extiende por todo el mundo por culpa de las guerras, de las políticas globales… La derecha populista tiene razón cuando dice: «Estos extranjeros, estos migrantes, son peligrosos porque representan un mundo global». Es verdad, ¡pero no es su culpa! Por eso quería enseñar el Irak de Londres.

¿Hay una pobre representación de los musulmanes e iraquíes en pantalla? Especialmente en televisión.

La mayoría de distribuidores me preguntaban qué estrellas estarían en la película y dije que iba a escoger a iraquíes porque tienen que hablar su propio idioma. Mi objetivo era mostrar al público de Occidente que todos tenemos los mismos problemas y mostrarlo de una manera humorística, como humanos.

Hay un personaje que dice lo agradecidos que tenemos que estar con los iraquíes por su contribución a los avances hace miles de años.

La segunda escena con el mismo personaje es cuando la editora está sentada con él, que cita a Percy Bysshe Shelley, a ’Ozymandias’… La frase es muy importante: «Crees que deberíamos conocer a todos vuestros poetas, pero vosotros no conocéis a ninguno de los nuestros». Mi objetivo era presentar esta supremacía europea de manera ligera, amable… Y recordar a la gente que nosotros también estamos aquí. Nuestros poetas son incluso más antiguos que los vuestros. Abu Nawas vivió 700 años antes que Cervantes y todavía le mencionamos.

¿Qué recuerda de aquel Bagdad?

Muestro todo el rato en la película a cantantes en los televisores del café. Estas cantantes son muy famosas de mi infancia, de los años 50 y 60. Crecí con una televisión. Mi familia era adinerada. Mi abuelo era juez. La primera televisión fue instalada en Bagdad en el 54, así que para mí era normal ver la televisión. Y todas las cantantes que ves en mi película son de mi infancia. Por supuesto fui un niño mimado… La idea de que cambiaríamos el mundo en una sociedad moderna; no de la manera occidental, pero a nuestra manera. Ese era el espíritu con el que crecí. Estamos utilizando tecnología como en cualquier lado… Cuando era joven y visité Londres por primera vez, dije: «¡Oh, ellos también tienen autobuses rojos de dos plantas como en Bagdad!». Creí entre la modernidad como algo nuestro, no solo de otros. Muchos se han olvidado de aquellos tiempos, seculares, más abiertos de mente…

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