El campamento establecido por un centenar de inmigrantes en el Jardín Chino, en pleno centro de Murcia, no deja impasibles a los vecinos de la zona. «Si no solucionan el problema; esto corre el riesgo de convertirse en un gueto», advierte un comerciante. Los residentes de la zona coinciden en la necesidad de tomar medidas para solucionar el estado actual del espacio verde y de los inmigrantes que allí residen.

Del mismo modo, resaltan que un campamento de estas características, establecido delante de uno de los hoteles más representativos de la ciudad, «puede dar una mala imagen» de cara al turismo. Araceli, farmacéutica, entiende que es necesario tomar medidas serias y «buscar alternativas» para las personas que actualmente viven allí, porque «tampoco tienen otro sitio donde ir».

Los vecinos parecen estar de acuerdo en que los inmigrantes del Jardín Chino «no se meten con nadie» porque tienen la subsistencia asegurada con la comida que les asigna el cercano comedor de Jesús Abandonado, regentado por Cáritas. Sin embargo, consideran que el parque tiene otra función como zona verde. Ana Robles, un ama de casa de la zona, se pregunta, «¿cómo puede permitir el Ayuntamiento que se degrade así un jardín tan bonito?». Piensa que «la culpa la tiene el actual Gobierno de la nación» por el proceso de regularización de inmigrantes que llevó a cabo el año pasado.

Parece que todo lo que rodea a este enclave no deja indiferente a los habitantes de la zona, que esperan una solución para un problema que corre el riesgo de enquistarse.