El «smartphone», un aliado clave para los refugiados en su nueva vida
El foro internacional Carta de Santiago abordó ayer en Compostela la crisis humanitaria presente y futura, entre otros escenarios del cambio
La Voz de Galicia, , 08-11-2021Ahora los refugiados no solicitan ayuda a una oenegé, sino a Google». Así de contundente se mostró ayer la experta en migraciones e innovación social Joséphine Goube en su intervención en el encuentro internacional Carta de Santiago, donde abordó los claros y sombras de la crisis humanitaria. «Hubo un cambio respecto al siglo pasado y los smartphones han supuesto un salto impresionante. En los años 90 los kosovares caminaban en grupo para no perderse la pista unos a otros. Ahora, con WhatsApp, el refugiado que viaja en un barco puede informar en tiempo real de cúando zarpa y llega a su destino, incluso pedir socorro. Esto obliga a replantear la forma en que se ayuda y cómo acceder a sus teléfonos […] No pensamos en todo el potencial que tienen los móviles y en que ellos son suficientemente inteligentes como para utilizar esa tecnología si quieren. En el sur de Sudán, por ejemplo, piden paquetes por Amazon usan sus móviles para pagar», explicó la cofundadora de Techfugees For Impact, que ofrece soluciones tecnológicas para la inclusión de las personas desplazadas.
Goube defiende que los teléfonos inteligentes se pueden convertir en un aliado clave para reducir el sufrimiento de las personas que emigran intentando salvar su vida, partiendo del acceso a estos dispositivos y de las necesidades reales a las que se enfrentan. En primer lugar, destacó, buscan una red wifi: «La primera que encuentran es la de la web del aeropuerto, donde piden tus datos. Hay que proporcionar una wifi segura, que no pregunte información innecesaria sino el idioma que hablan, para saber si buscan refugio, si necesitan ayuda… Así pueden acceder a recursos e información útil, y conocer en quién confiar para que no se aprovechen de ellos». «No hacen falta más aplicaciones que no se puedan descargar ni cosas increíbles, sino algo sencillo y útil», subrayó la francesa reconocida por Forbes con el Premio Emprendedora Social.
Ella apuesta por «dialogar con las personas refugiadas de igual a igual y no tratarlas como objetos» para determinar qué herramientas son de utilidad, superar el discurso de «héroes y víctimas» y las actuaciones paternalistas. «Basta con escucharlos», insiste, amparándose en distintos casos vividos en primera persona. Sostiene Goube que «no hay una crisis de refugiados en Europa sino una crisis de hospitalidad» y urge reformar el debate de las migraciones. Pensando en futuro y en los millones de desplazamientos que provocará el cambio climático, toca ahora «construir herramientas y sociedades civiles resilientes» para poder reaccionar cuando llegue el momento. Aunque, afirma, la solución «viene de la política, no solo de la tecnología» y exige un trabajo conjunto.
Diálogos sobre medio ambiente, neoeconomías y innovación social
Carta de Santiago también tocó otros temas en la jornada celebrada ayer en la Cidade da Cultura, como el del medio ambiente, neoeconomías e innovación social. El cambio climático fue una de las cuestiones sensibles, así como sus efectos más conocidos y los que afectan a la biodiversidad. La divulgadora Mónica Fernández Aceytuno subrayó la urgencia de conseguir que el 25 % de la superficie gallega siga siendo reserva de la biosfera. Salvador Fojón habló del peligro que corren los caladeros gallegos y las rías. «Ya hai lugares invisibles porque la temperatura supera los 50 grados centígrados. Estos sitios están siendo abandonados», indicó el biólogo y médico. Y, Lucía Viñas, científica titular del Instituto Español de Oceanografía, hizo a su vez hincapié en la contaminación por plaguicidas que amenaza lugares como la Antártida, donde «ya no quedan sitios prístinos», al tiempo que se están consumiendo más de 10.000 sustancias que carecen de un estudio sobre su toxicidad.
La necesidad de poner la alimentación en el centro de la economía fue uno de los argumentos defendidos por Carolyn Steel, arquitecta y especialista en el debate en torno a las macro-urbes y su cesta de la compra: «Es importante para la sociedad que campo y ciudad dejen de darse la espalda. Y el también arquitecto Joan Roig, puso en tela de juicio la utilidad de los huertos urbanos.
En la charla sobre debate y emprendimiento de la tarde, en la que no pudo participar Mathilde Mesnard, las gallegas Ana José Varela y Adela Conchado dibujaron el modelo del cambio que transita hacia la economía circular y las posibilidades de la llamada economía azul. «Hay que repensar los negocios para ser coherentes con las personas y la naturaleza», indicó la líder de misiones ambientales en The Overvieweffect, quien recordó que solo un 8 % de los materiales utilizados en la producción se reintroducen posteriormente al sistema, por lo que queda un largo camino por andar. La directora financiera de la OCD puso el foco en Galicia, en donde el 24 % de los puestos de trabajo están en riesgo de desaparecer por un proceso de digitalización y un 40 % sufrirá una transformación, lo que conllevará a su vez que las plantillas se reciclen. Reparó en las dificultades añadidas que los cambios supondrán para las mujeres y para la población mayor que no está tan familiarizada con las nuevas tecnologías, tanto en el ámbito laboral como en el social. «Geográficamente, en Galicia somos una región periférica en un país periférico y es una desventaja en cuanto a la logística. En contraposición, hay que hacer que los productos tengan más valor, ya sea por su sofisticación, por su autenticidad o por la sostenibilidad, basada en la innovación y las tecnologías», añadió Varela.
Para terminar la jornada, intervinieron Alicia Tojeiro y Ainara Zubillaga en un encuentro sobre educación y diversidad. Tojeiro, maestra reconocida con el el Premio a la Mejor Docente de España en la etapa de primaria por Educa Abanca, habló de actuar: «Si a través de la observación descubres que un alumno tiene un conflicto, tienes que actuar». Y Zubillaga, directora de Educación y Formación de la Fundación Cotec para la Innovación, reparó en el aprendizaje de la crisis sanitaria: «En la pandemia vimos que la escuela es una institución insustituible. Las pantallas no pueden hacer su función. Es un espacio de aprendizaje pero también de socialización».
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