La sociedad vasca es cada vez más tolerante y solidaria con la población de origen extranjero. Así concluye el último barómetro del observatorio vasco de inmigración Ikuspegi, que habla de una mayor comprensión de la situación de estas personas el último año. A diferencia de lo que ocurre normalmente, cuando las crisis económicas perjudican la percepción de la sociedad hacia las personas inmigrantes, el coronavirus parece haber creado una población «más inclusiva» y el índice de tolerancia ha batido su propio récord, llegando a los 66,08 puntos sobre 100, «estabilizándose» tras un tiempo al alza. Durante esta crisis, sanitaria la inmigración no ha sido un problema para la sociedad vasco, y tampoco lo está siendo ahora que parece que empieza a verse la luz al final del túnel, a diferencia de lo que ocurrió en la recesión anterior, la de 2008, aunque todavía se estigmatiza, según el informe, a las personas procedentes del Magreb y al islam.

«Lo diferente enriquece, educa en el respeto y suma fuerzas para construir una sociedad más fuerte», ha insistido la consejera vasca de Igualdad, Justicia y Políticas Sociales, Beatriz Artolazabal, en la presentación del informe, elaborado por la Universidad Pública del País Vasco (UPV/EHU) y el departamento junto a Ikuspegi. El porcentaje de la población vasca que percibe los beneficios económicos y la funcionalidad laboral de la llegada de personas de origen extranjero también ha aumentado con respecto a 2020. El 70% de la sociedad reconoce la necesidad de personas inmigrantes en Euskadi porque, en muchos casos, son quienes realizan las tareas que los autóctonos no desean hacer, en palabras del sociólogo y profesor de la UPV/EHU Arkaitz Fullaondo, que junto al vicerector del campus de Bizkaia, Gorka Moreno, ha acompañado a Artolazabal en la presentación del Barómetro. La población vasca tampoco «responsabiliza» en ningún caso a la población inmigrante de problemas económicos que puedan surgir, como el paro.

La igualdad, sin embargo, va más allá. El 77,5% de los vascos considera que todas las personas, independientemente de su origen, tienen que tener las mismas obligaciones y derechos, como son el acceso a la asistencia sanitaria, las ayudas sociales o las viviendas de protección oficial. No obstante, todavía hay un 22,2% que piensa que «en el acceso a estos derechos debe tener prioridad la población autóctona frente a la de origen extranjero». Así, aunque la mayoría de la sociedad vasca ve como derechos universales la sanidad (83,2%) y la educación (82,8%), solo el 61,3% considera derecho universal la asistencia jurídica, por ejemplo. Además, la mayoría es partidaria es partidaria de restringir el acceso a las ayudas sociales, VPO o el voto «solo a aquella personas que se encuentran en una situación administrativa regular».

Burka y nicab
Pese al aumento de tolerancia en Euskadi, todavía hay ciertos aspectos que los vascos no acaban de comprender o que aún rechazan. Entre ellos destaca la percepción sobre el islam. «En una escala de 0 (total desconfianza) a 10 (total confianza), las personas encuestadas creen que la posición de la sociedad vasca es claramente de desconfianza hacia el Islam: valoran con 3,14 puntos. En comparación al año anterior la percepción de la población vasca hacia el islam apenas mejora (+0,02 puntos) y se mantiene prácticamente igual», recoge el Barómetro. Al 77,7% no le parece adecuado el uso del burka y el 72,8% rechaza el nicab.

Aunque la tendencia es, en general, «positiva», los datos del último Barómetro «siguen reflejando la estigmatización de algunos colectivos de personas de origen extranjero, sobre todo las procedentes de Marruecos, Argelia o Magreb en general, que siguen despertando antipatías y recelos en la convivencia diaria».