A España en moto acuática

Detenidos siete inmigrantes asiáticos al intentar entrar ilegalmente en Ceuta

La Vanguardia, 11-07-2006

JOSÉ BEJARANO – Sevilla

Una ley no escrita que rige en todas las fronteras dice que con dinero no hay nada imposible de conseguir

Cualquier medio es válido para acceder a suelo europeo. La última novedad son las motos acuáticas. La Guardia Civil ha detenido a siete inmigrantes asiáticos que consiguieron llegar a Ceuta en seis motos y después las abandonaron en la playa. Los agentes tratan de averiguar ahora si la idea fue de los propios inmigrantes o tuvieron para ello apoyo de alguna organización. De no ser por los bañistas que vieron llegar las motos a la vez a una playa cercana a la frontera del Tarajal, los pasajeros habrían pasado inadvertidos. No es la primera vez que llegan inmigrantes en motos acuáticas, aunque los casos anteriores fueron en menor número.

La llegada de la curiosa comitiva de inmigrantes motorizados se produjo la tarde del domingo, cuando más bañistas había en la playa junto al Tarajal, en la frontera con Marruecos. Atónitos, los bañistas corrieron a avisar a la Guardia Civil, que logró detener a siete inmigrantes, todos de origen pakistaní o indio. Es probable que algunos lograran escapar porque los testigos dijeron que varias motos iban ocupadas por dos pasajeros. La operación de desembarco de estas personas fue más complicada de lo que esperaban porque tuvieron que sortear una red de protección de los bañistas contra las medusas.

Los inmigrantes al parecer habían salido de una zona costera poco vigilada entre Tetuán y Castillejos, cerca de la frontera, y probablemente pagado a una organización para que les facilitara los vehículos con intención de devolverlos en Ceuta. Los investigadores creen que miembros de la organización les esperaban para recuperar las motos, regresar a suelo marroquí y repetir la operación tantas veces como les fuera posible. Sin embargo, los conductores se equivocaron de playa y esto hizo que fueran descubiertos y denunciados. Al menos siete consiguieron su objetivo y ayer ingresaron en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes para su posterior identificación y tramitación de la correspondiente orden de expulsión.

La curiosa tentativa de inmigración pone de manifiesto tres cosas: que el ingenio no se detiene ante nada, que los inmigrantes de origen asiático disponen de abundante dinero para lograr su meta y que en Marruecos, con dinero, todo es posible. Entre las fórmulas curiosas empleadas hasta ahora por los inmigrantes para sortear la vigilancia en torno a Ceuta están los equipos de buceo, los flotadores y hasta los hidropatines. A bordo de este último medio ha habido quien se ha plantado directamente en Tarifa.

Entre las leyes no escritas de toda frontera hay una suprema que apunta que con dinero no hay nada imposible. Todo depende de lo que alguien esté dispuesto a pagar. Incluso la voluntad de los agentes que vigilan tiene, por lo general, un precio. Lo saben los responsables policiales, que tratan de trasladar a los agentes que llevan mucho tiempo en el mismo puesto de vigilancia. No es bueno que cojan confianza. Durante un tiempo era frecuente que la Guardia Civil encontrara al amanecer trajes de neopreno abandonados en las playas de Ceuta. Lo normal era que cada inmigrante llegara acompañado por un nadador experto que le hacía de guía y regresaba después con los trajes. Otros lugares para salvar el paso fronterizo son los bajos de las furgonetas y hasta el receptáculo del motor de un turismo, al que le habían quitado el filtro del aire. Alguno ha aparecido asfixiado. Y cuando las cosas se ponen difíciles, rebrotan los expertos en falsificaciones, caros pero más seguros que los vendedores de motos, neumáticos inflados o trajes de buceo.

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