Unas islas de riquezas

Canarias 7, 11-07-2006

El espíritu de Rabat es una luz de esperanza para que Europa aborde sin complejos ni mala conciencia, la solución a medio y largo plazo de la trágica pobreza africana, eje de todos los males que azotan al continente vecino y que propician la salida masiva de sus habitantes.

Las líneas básicas de los acuerdos abordados en la capital marroquí (cooperación y desarrollo, lucha contra las mafias y aplicación del artículo 13 de los acuerdos de Cotonú: igualdad entre hombres y mujeres y gestión sostenible de los recursos públicos), dan pie a creer en la voluntad nada colusoria de los representantes institucionales.

Aunque todo queda sujeto a meras declaraciones de voluntades, la cumbre de Rabat trata de arreglar problemas donde el corazón aconseja soluciones que la cabeza rechaza. El veto a la entrada de extranjeros a Canarias (planteado sólo por CC con el rechazo de PSOE y PP), por ejemplo, es un efecto colateral del incremento demográfico de África..

El aumento de la población no ha asomado aún en la capital alauita. Quizás, lo haga hoy de forma subliminal, pero los más de 60 países que participan en el encuentro saben que las alternativas a la pobreza, el hambre, la enfermedad y las guerras pasan por combatir la demografía, que va a más y a más (más de mil millones de personas en 2050) sin que nadie (ni la ONU ni los planes de regeneración económica) lo remedie.

No obstante, Rabat ha sido una parada en seco para romper la indolencia e indiferencia que nos invade en este catastrófico 2006. Los tres subsaharianos muertos por deshidratación el pasado fin de semana, camino de Tenerife, escenifican una sucesión de imágenes que necesitan clavarse en el subconsciente de los isleños, con el fin de su actitud ante la inmigración sea de dolor e indignación. No podemos vivir en unas islas de riqueza rodeados de un mar de pobreza, ni cerrar las fronteras por mucho que fluyan cayucos. Parte de la solución reside en aprovechar ofertas como la planteada por el G – 8 y Estados Unidos. Y ahí Canarias está en el punto ideal.

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