Grupos de migrantes cruzan a nado el Bidasoa para eludir la vigilancia francesa

A falta de cifras concretas, se sospecha que decenas de personas se han jugado la vida en las últimas horas para alcanzar la otra orilla

Diario Vasco, Javier Guillenea, 25-10-2021

Por el bidegorri que conduce desde Irun a Endarlatsa, en la ribera del Bidasoa, deambulaban ayer grupos de migrantes en busca de una puerta de acceso al otro lado de la frontera. El último obstáculo es el río, del que pocos de ellos habían oído hablar antes de verlo, y donde en los últimos meses han muerto dos personas. Saben que arriesgan la vida al tratar de cruzarlo porque es lo primero que les explican los voluntarios de Irungo Harrera Sarea cuando llegan, pero no siempre hacen caso. Después de jugarse el tipo para llegar por mar a Canarias tampoco les importa demasiado tentar una vez más a la suerte. Es la única salida que encontraban ayer ante la presión policial al otro lado de la muga.

Irun ha recibido el fin de semana a más de un centenar de migrantes desde dos direcciones, los que han llegado de Canarias y los que han sido devueltos por la Gendarmería francesa después de atravesar la frontera. El sábado, Irungo Harrera atendió a 110 personas en el punto de información que mantienen abierto en la plaza de San Juan. Era una cifra inusual que ayer había descendido. «La noche del sábado al domingo han dormido en los recursos de Irun 85 personas y esta mañana han pasado 30 por la plaza», afirmó ayer Josune Mendigutxia, portavoz de la red de apoyo, poco después de hacer un recorrido por la margen del Bidasoa para intentar disuadir de su intención a quienes intentaban cruzarlo.

«Hemos conseguido que cuatro se vuelvan atrás, pero no sabemos cuántos han seguido adelante. Lo que sí hemos notado es un mayor flujo de personas que han cruzado el río», asegura Mendigutxia. No se sabe cuántos lo han hecho, pero se sospecha que en las últimas 24 horas decenas de personas han atravesado el Bidasoa no muy lejos del lugar donde el pasado 8 de agosto el joven guineano Abdoulaye Coulibaly se ahogó cuando intentaba cruzar a nado. En mayo, también murió el costamarfileño Yaya Karamoko.

«Atravesar el río no puede ser peor que cruzar Marruecos», asegura un ciudadano de Guinea Conakry
El aumento de la vigilancia en la frontera y el recorte de los días de pernocta en los recursos coloca a los migrantes en un callejón sin salida que les obliga a elegir entre la incertidumbre de la calle o el Bidasoa. «Ya hemos intentado pasar a Francia y no hemos podido. No me puedo arriesgar a dormir esta noche en la calle, hace frío y sería malo para mi salud», dice en la plaza de San Juan un migrante de Guinea Conakry que sufre de problemas en un pulmón. Pese a todas las advertencias, quiere volver a intentarlo lo antes posible. «No puede ser peor que cruzar Marruecos», asegura.

Temas

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)