REPORTAJE

Todos a por los mossos

El Periodico, 11-07-2006

Los vecinos aseguran que los tumultos se repiten cada fin de semana, pero coinciden en que esta vez las cosas se salieron de madre. Nadie en Lleida recordaba ayer una bronca semejante. Quizá inspirados en los recientes alborotos del barrio barcelonés de Gràcia o bien llevados por las altas dosis de alcohol consumidas durante la noche, medio centenar de jóvenes acorralaron el pasado domingo de madrugada a una veintena de agentes de los Mossos d’Esquadra en la confluencia de las calles Vallcalent y Bisbe Ruano, en pleno centro de Lleida.
La disputa se saldó con cinco policías heridos, cuatro detenidos por desorden público y resistencia a la autoridad, una denuncia contra los Mossos d’Esquadra por lesiones y varios participantes atendidos en centros sanitarios de la ciudad. La demanda contra la Policía la presentó ayer Silvio Castillo, de 34 años, uno de los arrestados por enfrentarse a los agentes.
Los efectivos policiales habían acudido al lugar para mediar en una pelea entre jóvenes. El escenario: la salida de un conocido y polémico local, el Fuego Fuego, antes conocido como El Provisional. El bar está situado en un barrio acomodado de la ciudad, la Zona Alta, y últimamente es frecuentado por extranjeros, especialmente latinoamericanos, aseguran los comerciantes de la zona. El vecindario está indignado por las molestias que ocasiona el establecimiento, aunque ayer nadie se atrevía a dar la cara para denunciarlo.

“Disputa tonta”
En principio, todo el altercado empezó por una “disputa tonta entre dos chavales, al que acabaron sumándose algunos amigos”, explicaba ayer el abogado Josep Maria Peiró, que tuvo que intervenir de oficio como defensor de tres de los cuatro detenidos. Entre ellos, contó, “está una chiquilla dominicana de apenas 18 años, que lleva un susto tremendo en el cuerpo y que no sabe siquiera por qué la han arrestado”. “La cosa empezó entre un español y un ecuatoriano, a los que echaron del bar porque montaban follón. Ya en la calle, continuaron la pelea”, agregó el otro letrado implicado en el caso, Antoni Argilés.
De repente, todos los que se hallaban inmersos en la riña dejaron al margen sus diferencias para unirse en contra de la policía. Parapetados tras contenedores de basuras, que alinearon formando una barricada, y armados con botellas de cristal, los jóvenes presentaron batalla durante casi dos horas. Decenas de vecinos, desvelados por los ruidos y el calor, siguieron los hechos desde sus balcones. Algunos, incluso, aprovecharon para grabar el ataque en vídeo.
“Cuando llegué a trabajar, en torno a las siete y media de la mañana del domingo, la calle estaba ya tranquila, pero todo lucía patas para arriba, con la calzada llena de trozos de vidrio, papeles y latas”, relató la quiosquera de Vallcalent, que dice estar ya acostumbrada a encontrarse orines y botellas de alcohol vacías junto a la persiana de su establecimiento. Todos los residentes de la zona afirman que el alboroto era “más que previsible”. “La diferencia – – añadió – – es que esta vez, la policía ha salido malparada”.

Doble versión
Silvio Castillo estuvo ayer en el ambulatorio, “a ver si me recetan un calmante, porque estoy muy abatido”, explicaba. El joven, que lleva una brecha en la frente y camina apoyado en una muleta, se sienta hoy en el banquillo de los acusados en el juicio rápido que se celebrará por la pelea. En la misma vista, este colombiano será parte demandante. Asegura que él simplemente se acercó al tumulto “para sacar de allí a un compañero” y que los mossos le golpearon por detrás indiscriminadamente. La versión policial es que se cayó al tropezar con el bordillo de una acera.

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