La primera conferencia Euroafricana sobre inmigración y desarrollo reúne desde ayer en Rabat a 57 países europeos y africanos, además de otros cuatro países observadores y 20 organizaciones internacionales, que estudian la puesta en marcha de fórmulas que pongan freno a las avalanchas de indocumentados que llegan desde África a las costas españolas. Argelia, un país clave en el Magreb y gran emisor de emigrantes, no acudirá a la cumbre, que se espera que culmine el martes con un plan de acción genérico sobre la mesa.

Este encuentro, ideado por el ministro de Exteriores español, Miguel Ángel Moratinos, pretende «dar una gran llamada de atención a todo el mundo» ante los movimientos migratorios de los países más pobres. A juicio de los promotores, estos flujos no tienen nada que ver con persecuciones políticas ni con motivos bélicos, sino con razones económicas.

La Unión Europea pretende informar de las posibilidades de trabajo legal para los ciudadanos africanos y ofrecer programas de circulación de profesionales y planes para la formación en Europa de estudiantes que luego puedan regresar a sus países de origen. También espera avanzar en los acuerdos de readmisión, en los retornos voluntarios de clandestinos y en que los países africanos creen bases de datos sobre las personas que cruzan sus fronteras.