España y Marruecos reúnen a partir de hoy en Rabat a los representantes ministeriales de 58 países europeos y africanos, en la mayor cumbre gubernamental para estudiar la forma de poner coto a las avalanchas de inmigrantes irregulares desde el continente negro. La I Conferencia Euroafricana sobre Inmigración y Desarrollo es una idea personal del ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, que formará parte de la delegación española. junto a los ministros de Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, y de Trabajo Jesús Caldera.

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La intención de Moratinos y su homólogo alauí, Mohamed Benaissa, es llevar a cabo un primer gran encuentro internacional en el que se aborden los modernos movimientos migratorios, que nada tienen que ver con las antiguas persecuciones políticas o motivadas por las guerras, sino con razones económicas.

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Los delegados de 27 países africanos y 31 europeos, además de otros cuatro países observadores y 20 organizaciones internacionales, tendrán como gran desafió cerrar antes del próximo martes un «plan de acción genérico» en el que se fijen las líneas maestras del nuevo trato a la inmigración.

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La Unión Europea, con España a la cabeza, quiere informar de las posibilidades de trabajo legal para los ciudadanos africanos y ofrecer programas de circulación de profesionales y planes para la formación en Europa de estudiantes, que luego retornen a sus países de origen. Los estados desarrollados esperan que en ese programa también se avance en los acuerdos de readmisión, en los retornos voluntarios de clandestinos y en la necesidad de que los países africanos creen bases de datos de las personas que cruzan sus fronteras.

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La implicación de todos los países de región cuando se producen crisis migratorias entre un país de recepción y otro de tránsito u origen es otro de los puntos fundamentales de esta cumbre.

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Ayuda frente a inmigración

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La delegación española no oculta su preocupación por el hecho de que la conferencia trate de cooperación al desarrollo e inmigración y esta relación haga que algún estado europeo o africano pretenda relacionar ambos temas: dinero o ayuda a cambio del control de las fronteras. Los gobiernos de Madrid y Rabat quieren desligar ambas materias y que este primer gran encuentro internacional sirva para concienciar a los dos continentes que «la inmigración clandestina es nociva» para ambas sociedades y hurta los beneficios que los flujos regulados pueden reportar tanto a los países de origen como de destino.

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Los promotores pretenden asimismo evitar que la problemática de la inmigración se considere sólo desde el prisma de la seguridad pública. Tampoco quieren que este foro se convierta en una «conferencia de europeos» sobre un problema, sino en un encuentro entre países de los dos continentes sobre el criterio de la «corresponsabilidad».

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Argelia, un país clave en el Magreb – pero enfrentado históricamente con Marruecos – y gran emisor de emigrantes, no enviará ningún representante a la cumbre.