La inestabilidad laboral y las condiciones del mercado para acceder a una vivienda constituyen dos de las principales preocupaciones a los que se enfrentan los extranjeros que recalan en Lea Artibai. Unas jornadas sobre Diversidad organizadas por la firma Aztiker, en Berriatua, ha sacado a relucir que «la falta de empleo y de una casa los colocan en una situación vulnerable, sobre todo a los que llevan menos tiempo viviendo en el pueblo», indicaron.

Según los últimos datos recogidos por la firma de investigación sociológica, en el pequeño enclave de la comarca la mayor parte de los vecinos de origen extranjero son africanos (107), de los que 99 son naturales de Senegal. A continuación, se sitúan los americanos (91), con 69 ciudadanos que han llegado de Sudamérica. Del resto de Europa, proceden otros 63.

En Ondarroa, por su parte, la población inmigrante supera las 800 personas, con una notable presencia de la comunidad senegalesa atraída por la actividad pesquera del puerto.

De hecho, la mayoría recalca que su objetivo al asentarse en los pueblos de la zona es la búsqueda de un empleo. «A muchos de ellos, el tener que regular su situación legal, les condiciona la vida». Por ese motivo, destacan, de manera muy positiva, la ayuda y colaboración que perciben de algunos vecinos para hacer frente a las dudas y dificultades diarias con las que se encuentran, sobre todo, nada más llegar. «También valoran el grado de confianza y seguridad que perciben entre la ciudadanía».

Como dato positivo, indican que las viviendas de los migrantes no se localizan en zonas concretas del municipio. «La existencia de diversos espacios aumentan las posibilidades de interlocución entre los vecinos».

A la hora de buscar su integración, reconocen el papel que juega el idioma y de ahí que consideran muy importante aprender euskera y la puesta en marcha de cursos gratuitos para adquirir como mínimo un vocabulario que les permita moverse en el mundo laboral.

Incertidumbre
En esa misma línea, subrayan el valor de la escuela como vehículo de integración, sobre todo, a través de los hijos y sus amigos. «El ámbito educativo, donde además el euskera es la principal herramienta de comunicación, proporciona uno de los principales campos de diversidad».

El colectivo de migrantes ha sufrido las consecuencias de la pandemia y, en especial, la incertidumbre provocada por la crisis sanitaria. «Sobre todo por el miedo a los contagios y las dificultades para la conciliación laboral», señalan.

El covid además ha frenado la llegada de personas de origen extranjero hasta un 75,8%, respecto al año anterior, según el Observatorio Vasco de Inmigración. Los dos países que más han visto crecer su población en la comunidad autónoma vasca son Colombia y Marruecos.