El obispo de Canarias, José Mazuelos, pidió ayer ser generosos en estos momentos de crisis «y a no olvidarnos de los que más sufren, especialmente inmigrantes, ancianos y enfermos que gritan en su soledad y reinvidican ser acompañados«.

En nombre del covid, dijo, «no podemos acentuar los sufrimientos de tantas personas mayores» y esto obliga a reinvindicar a las autoridades sanitarias «a buscar caminos que humanicen la estancia de los enfermos y familiares en los hospitales, que humanicen los últimos momentos de la vida con buenos cuidados paliativos y acompañados de la familia«.

A la solemne eucaristía, y para cumplir con los protocolos sanitarios, solo accedieron a la basílica en torno a un centenar de personas, 40 de ellos autoridades no estuvieron los alcaldes y el resto devotos.

Al finalizar la celebración religiosa, la virgen salió al pórtico de la basílica donde fue homenajeada por la banda de música municipal de Teror, que habitualmente la acompaña en la procesión y que ayer, por segundo año, no se celebró.