El anhelo de la reagrupación familiar en España tras huir de Afganistán
Muchos de los afganos que han logrado ser evacuados a España cuentan aquí con algún familiar, pero la gestión de la reubicación los ha alojado a cientos de kilómetros
ABC, , 30-08-2021Ahmad Fayaz tiene sentimientos encontrados estos días. Por una parte, se siente feliz de que su familia –su madre tres hermanos y una cuñada– hayan podido escapar del horror que se cierne sobre Afganistán desde la llegada al poder de los talibanes. Una situación que les ponía en especial peligro pues él fue colaborador de las tropas extranjeras, y su madre, Noorzia Kohistani, trabajaba como alta funcionaria del Ministerio de Igualdad durante el Gobierno de Ghani. Evacuados por el Gobierno español, llegaron la semana pasada al aeropuerto de Torrejón de Ardoz. Sin embargo, Fayaz se siente frustrado y enfadado, pues en la reubicación han sido enviados a cientos de kilómetros de la ciudad donde él reside desde hace seis años,
Santiago de Compostela.«Es una queja que tenemos todos los intérpretes, porque nos ha sucedido lo mismo», explica por teléfono.
Fayaz trabajó durante siete años como intérprete de la OTAN para países como EE.UU., el Reino Unido y «los últimos dos años con España». Colaboró con las tropas españolas en la región de Qal’eh-ye Now. En 2014 se instaló definitivamente en España, y en la actualidad trabaja –o trabajaba– como pintor en Lalín. «Me estoy volviendo loco… Cómo han podido alejarme de mi familia más de 700 kilómetros», denuncia. Un trayecto insalvable de manera habitual para él, que cobra 900 euros, salario con el que tiene que mantenerse y pagar un alquiler.
Según datos ofrecidos por el presidente Pedro Sánchez, España ha evacuado de Afganistán a un total de 2.206 personas, de los que 1.671 son colaboradores afganos del contingente español. Una vez que llegaban a la base de Torrejón de Ardoz, estos han sido gestionados por las ONG, que los han redistribuído en casas y centros de acogida en distintas provincias españolas según la disponibilidad de plazas. «Nuestra prioridad ha sido y es no separar a las familias, y en algunos casos vienen hasta trece miembros de una misma familia», explica a ABC una portavoz del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Señala, además, que durante la entrevista que se les hace «se les pregunta si tienen algún familiar aquí». Ante las reclamaciones de varios intérpretes a este periódico, asegura la misma fuente que la situación no es inamovible, sino que «se puede revaluar» si quedan plazas libres en una comunidad donde está el familiar. Yañade que otra prioridad de la gestión de los refugiados afganos que han llegado a nuestro país «es que no estén en el campamento del aeropuerto más de 48 horas».
Fayaz, que tilda la gestión de la redistribución de refugiados como «una subasta» y que asegura que su madre alertó de que tenía un hijo viviendo en España, se ha visto obligado a ausentarse del trabajo varios días para poder ver a su familia. Para ello, tomó un coche hasta Zaragoza y después un autobús. Allí se alojó en un hostal –un nuevo gasto, sin saber si al volver a casa continuará teniendo trabajo–. «He tenido que pedir dinero a un amigo para comprarle ropa a mi familia».
Lágrimas y alegría
Otro intérprete, que prefiere mantener el anonimato, ha sufrido una suerte similar, pero no tan grave pues ha logrado que reubicaran a su familia a tan solo 200 kilómetros de Madrid, donde vive él, aunque al principio estaba destinada a una localidad a casi 500 kilómetros de distancia. «También hay otro, que trabaja de cocinero en Madrid, y a su madre de 80 años la mandaron a Barcelona», sigue detallando casos Fayaz.
Ahmad Fayaz, cuando trabajaba para las tropas españolas en Afganistán
Ahmad Fayaz, cuando trabajaba para las tropas españolas en Afganistán
Tras un largo viaje, Ahmad pudo ver a su familia el viernes. Después de un emocionante encuentro –«con muchas lágrimas y alegría»–, reconoce que los rostros de su madre y sus hermanos han cambiado mucho. «No se encuentran bien psicológicamente. Pasaron tres días con el cuerpo en el agua. Y ahora se les mezclan las imágenes de lo que ven aquí, y lo que vivieron allí. Están en estado de shock, y no hablan mucho. No se creen todavía que están en España».
Relata que estando ya aquí vieron por televisión el atentado de Daesh en los alrededores del aeropuerto de Kabul, «en el que desgraciadamente murió el hermano de uno de los intérpretes que conocemos nosotros. Al final su familia no pudo venir a España. Tras haber estado nueve días en el aeropuerto no han logrado el sueño español ni nada», lamenta.
A la situación de comenzar una vida nueva en otro país, con costumbres y un idioma diferente, se suma el dolor de todo lo que han dejado atrás. «Mi familia ha resumido su vida en una mochila o en un riñonera», señala Fayaz, que horas antes ha recibido la llamada de un vecino de Kabul comunicándoles que los talibanes habían entrado en el piso familiar «buscando armas, que no encontraron. Y lo han ocupado. Mi madre no para de llorar, ha perdido el fruto de su trabajo durante 21 años. Y ahora está aquí, con mi familia, y tampoco podemos estar juntos», concluye.
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