Han llegado a España después de días de caos y agotamiento. Aterrizan “en estado de shock, es mucho cambio”, explica Beatriz Larra, una de las miembros de Cruz Roja Zaragoza que ha recibido por el momento a dos familias afganas de 4 y 8 miembros. Están asustados y llenos de miedos. Quienes los reciben quieren ayudarlos pero son también unos desconocidos. “Debe de ser durísimo el tránsito de estas personas: la salida del país y el sentir que no van a poder regresar”, cuenta Jessica Martín, coordinadora del Programa de Refugiados de la ONG CESAL. Algunos aún no pueden hablar de lo que han pasado. Otros sueltan a borbotones su historia desde los últimos 20 años. Lo que Afganistán podía ser y lo que no quiere llegar a ser. La ONG de Jessica Martín da apoyo, ya fuera de la Base de Torrejón, a varias de las primeras familias que llegaron a España. “Continuamente se esfuerzan por decirnos, y esto lo hacen continuamente, que la población afgana no desea lo que está sucediendo” Casi la mitad de estos refugiados afganos son niños. “Los equipos de voluntarios se ocupan de entretenerlos, de hacer el poco apoyo psicológico que puede hacerse en estos momentos” añade Fernando Pérez, miembro de Cruz Roja. Ellos también sufren, pero en estos primeros momentos el bienestar básico de toda la familia es prioritario. “Un niño de cuatro años que todavía conservaba la cara de susto cuenta Jessica Martín pero que empieza a jugar, cosa que para nosotros ya, a la que arrancan a coger el triciclo que hay por allí, la pelota, nosotros empezamos a respirar”. También lo harán ellos. Con el tiempo. Empezarán a ser autónomos y dejarán de sentir miedo.