Cayetano Martínez de Irujo: «Si Inmigración me pidiese ayuda con los refugiados, me prestaría»
El jinete ha acogido a tres africanos, dos familias sirias y una afgana. Su madre le inculcó el espíritu solidario
ABC, , 24-08-2021El terror que vive Afganistán no pasa desapercibido para Cayetano Martínez de Irujo (Madrid, 4 de abril de 1963). Su madre, la fallecida duquesa de Alba, le inculcó desde que era un niño la importancia de ayudar a los más desfavorecidos. «Siempre me decía que las cosas se hacen pero no se dicen y no sabes la cantidad de cosas que he descubierto que ha hecho y que no había dicho a nadie», reconoce a ABC. Como buen hijo, el duque de Arjona y conde de Salvatierra ha seguido su legado con la debida reserva que le caracteriza, algo de lo que se siente muy orgulloso: «Me encanta seguir el ejemplo de mi madre en eso».
Poco se ha sabido de las buenas acciones que ha llevado a cabo. Tal y como le enseñaron no le gusta hablar de estos temas. Sin embargo en 2016 salió a la luz, por casualidad, la ayuda que prestó a dos familias sirias a las que acogió en su finca de Carmona, en Sevilla. Les cambió la vida. «Ahora son ciudadanos de este pueblo tan hospitalario y lo cierto es que se han integrado divinamente», cuenta feliz.
Realidad compleja
Lo que se desconocía es que años atrás ya había ayudado a tres africanos de Kenia. No es algo que le resulte fácil por todo el papeleo que hay que realizar y por la complejidad de la problemática: «Tres cuartas partes del mundo quiere venirse a Europa y Estados Unidos y no puede ser. No podemos dejar que nuestro país se venga abajo tampoco».
Más recientemente acogió en su casa a unos afganos, de los que guarda un recuerdo agridulce. Gracias a los contactos que hizo con los sirios, le ofrecieron la posibilidad de ayudar a otra familia. El padre, un cooperante del Ejército de EE. UU., tristemente falleció en un bombardeo y el resto corría peligro en el país. «A los cinco meses que se acaba el luto, el resto de integrantes pasan a ser propiedad del hermano del padre, que era un tirano. Me llegó al alma la historia», cuenta dejando claro que lo que les esperaba a sus cuatro hijos y su mujer no era precisamente nada bueno: «A las chicas las venden en los pueblos como si fuesen ganado y al chico le iban a dejar morir porque tenía una enfermedad».
Martínez de Irujo se dejó el alma por ayudarles: «Fue de las veces que yo más me he empeñado con algo. No sé si me costó más ser olímpico o esto». Tuvo la mala suerte de que cuando ya casi había conseguido el visado especial, tuvo lugar la moción de censura contra Mariano Rajoy. No se lo podía creer. Menos mal que la persona con la que había gestionado todo prosiguió en su puesto y convenció a Josep Borrell, que le concedió el visado casi ‘in extremis’ por el plazo de los cinco meses. «Me puse a llorar. Ahora me acuerdo mucho de ellos porque si ya entonces peligraban sus vidas, imagínate ahora», reconoce.
Una gran decepción
Aunque no esperaba nada a cambio, quizá un poco de agradecimiento no hubiera estado de más. Cuando esta familia por la que tanto luchó llegó a Carmona, todo fueron problemas para el jinete. «Quisieron venir a Madrid, los metimos en un centro de acogida, conseguimos después una casa familiar, los escolarizamos y de un día para otro se montaron en un autobús y se fueron a Alemania sin decirme nada y hasta hoy», relata. Reconoce que fue un episodio «bastante triste y decepcionante». Aún así no se negaría a seguir ayudando: «Si mañana me llama el director general de Inmigración y me pidiese ayuda, obviamente que me prestaría».
Sin embargo, Irujo está ahora muy centrado en sus hijos, en recuperarse al 100% de su bache de salud y en mantener todo lo que tiene en estos tiempos que reconoce difíciles. Lleva todo el verano compitiendo en concursos internacionales de salto, señal de que está dejando atrás los difíciles meses que ha vivido.
(Puede haber caducado)