Juegos Paralímpicos
Abbas Karimi, de Afganistán a Tokio
El país no participará en los Juegos al no poder salir sus dos representantes; Abbas Karimi, nacido en Kabul, competirá bajo la bandera del equipo de refugiados
ABC, , 22-08-2021Los Juegos siempre han sido ese oasis de paz y entendimiento que incluso hacía acercar posturas innegociables. Ahí queda el equipo compuesto por deportistas de Corea del Sur y Corea del norte o los de refugiados en Río 2016 y también en esta cita de Tokio 2020. El mundo paralímpico lidia ahora con la situación en Afganistán y vio cómo los dos representantes, la taekwondista Zakia Khudadadi y el atleta Hossain Rasouli, debían darse de baja en la competición que comienza el 24 de agosto por la situación en el país, con los vuelos comerciales cancelados. «Por el momento, es realmente difícil traerlos aquí sin ponerlos en riesgo. Hemos estado hablando con organizaciones internacionales y gobiernos para ver qué posibilidades hay. Son personas primero, necesitamos garantizar que estén bien, a salvo y después pensar en ellos como atletas. Son jóvenes y podremos ayudarlos en su preparación para París 24. Pero necesitamos que estén seguros primero«, expuso Andrew Parsons, presidente del Comité Paralímpico Internacional.
Palabras que están en la línea de lo que expuso el lunes, cuando el equipo de Afganistán canceló su participación en Tokio 2020 ante la imposibilidad de salir del país. Buscan, no obstante, una manera de crear un salvoconducto a través del deporte, conseguir el apoyo internacional para contestar a la llamada de Khudadadi, quien solicitó ayuda a través de las redes sociales, incluso solicitó la petición de evacuación a España, cuando ya debería haber estado de viaje hacia Tokio. «A pesar de ser una chica con discapacidad pude llegar a Kabul para poder viajar a los Juegos. Pero ahora mi vida corre peligro aquí», comentó quien iba a ser la primera mujer afgana en participar en unos Juegos Paralímpicos.
Karimi defiende la bandera afgana en Tokio
Afganistán tendrá representación en Tokio 2020 con el nadador Abbas Karimi, de 24 años, que competirá bajo la bandera del Equipo Paralímpico de Refugiados. Karimi, que nació sin brazos, y eso en Kabul significa que no tienes ninguna esperanza de progresar, practicó kickboxing a partir de los 12 años, una manera de defenderse de todos los insultos y vejaciones que padeció en la escuela por su discapacidad. Pero también lo utilizó para pelearse contra quien fuera, algo de lo que se arrepiente.
Sin embargo, fue en la piscina donde encontró su oasis. Comenzó a nadar con 14 años porque su hermano construyó una piscina de 25 metros para los vecinos. Le preguntó al socorrista si creía que podría aprender a nadar y este le respondió: «Por supuesto, hay gente en el mundo sin piernas ni brazos que nada». Esperanza para Kabibi, que, a falta de brazos, desarrolló una gran agilidad en los pies: escribe, come, se viste y conduce.
La que buscó con solo 16 años, cuando decidió salir de Afganistán sin su familia. («Como persona con discapacidad, no tienes sitio en la sociedad afgana», dijo el nadador en una entrevista. Su primera parada fue Irán, después comenzó una travesía de tres días en condiciones muy duras hasta Turquía. Unos traficantes lo subieron a un camión y taparon a todos los viajeros con plásticos. Y después de la noche más fría de su vida, en la que pensó que moriría, llegó a Turquía, donde permaneció en diferentes campos de refugiados para menores. En el segundo que estuvo se le permitió salir dos veces al día para seguir entrenándose en una piscina. La natación era lo que le iba a dar una vida mejor. Ganó varios campeonatos en Turquía, pero no podía competir internacionalmente al no tener documentación.
En 2015, un exentrenador de lucha libre estadounidense, Mike Ivers, lo vio en un vídeo en Facebook e intercedió para que pudiera viajar a Estados Unidos. «Era un refugiado. Pero Ivers trabajó con el Alto Comisionado para los Refugiados de la ONU y me ayudó a explicar mi caso y Estados Unidos aceptó mi viaje. Es una segunda oportunidad», comentó a la página oficial de los Juegos Paralímpicos el pasado mayo.
En 2017 ganó su primera medalla mundialista, de plata, en 50 mariposa, en México.
Perdió a su padre en 2019 y volvió a Afganistán unos días para estar con su madre. «Lloré mucho. Quería abandonar porque, cuando empecé mi carrera como deportistas, lo había dejado todo. Sacrifiqué mucho para intentar convertirme en un campeón paralímpico. Mi padre decía: ’Sabía cuando naciste que ibas a hacer algo especial. De todos mis hijos, eres quien ha puesto mi nombre en lo más alto del mundo», recordó el nadador que competirá en Tokio 2020 para dar un mensaje: «Cuando haga un podio, quiero hacer felices a todos los refugiados del planeta. Cuando muera, quiero que la gente sepa que Abbas Karimi, sin brazos, nunca se rindió y luchó por sus objetivos y sus sueños. Puedo hacer algo para cambiar el mundo».
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