Viajes

Benidorm para los madrileños más humildes

Inmigrantes latinoamericanos que viven en la capital hacen viajes de ida y vuelta en el mismo día para disfrutar de la costa española a un precio asequible

El País, Fernando Peinado / David Expósito, 16-08-2021

Uno de los movimientos de población menos conocidos de Madrid se produce los viernes por la noche en verano. Cientos de inmigrantes latinoamericanos esperan en paradas de buses para abordar autocares que los llevarán a la playa. Son viajes relámpago que van y vuelven en el día, quizás el plan más económico para disfrutar en la costa.

Para hacerse una idea de este mercado una buena escena es la que se observa de madrugada en la parada a medio camino. Por el Parador Moya, en Honrubia (Cuenca) pasa una treintena de autocares nocturnos procedentes de Madrid con destino el Levante. “Esto es como un Imserso, pero de gente latina”, dice el camarero Marcelino Poveda.
Jaime Espinoza llevaba cinco sin salir de Madrid. Cada verano le pasa lo mismo. O no hay tiempo o no hay dinero. Este año el problema ha sido lo segundo. Gracias al bus barato, ha podido escaparse por un día a Benidorm, una playa que le trae buenos recuerdos. En el 2000, trabajó poniendo baldosas en el parque de atracciones de Terra Mítica. Ha llovido mucho. Le pagaban en pesetas. Aquello fue durante el boom de la construcción. Ahora todo ha bajado y los últimos años han sido duros.

La empresa dueña de los autocares, T-Bus, ha visto desde hace 10 años cómo ha crecido el negocio de los viajes playeros de un día. A ellos les alquilan buses organizadores de viajes de origen peruano, ecuatoriano y filipinos, que por lo general atraen a pasajeros de su misma comunidad. “Cada vez hay más inmigrantes en Madrid y muchos no pueden cogerse una semana o quince días de vacaciones”, dice el dueño, Juan Aguilar. Sus padres eran españoles que emigraron a Suiza, donde trabajaron en la hostelería: “Me han contado cómo ellos se organizaban también para hacer actividades de ocio con otros españoles”.

Los pasajeros han pagado entre 30 y 40 euros. El viaje a playas como Benidorm dura siete horas. Muchos no pegan ojo. Se han montado en el bus directamente tras haber terminado su jornada en la obra, el bar o en la residencia de mayores.

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