La Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) ha alertado este viernes del “inmenso” impacto sobre la población afgana por el avance de los talibanes. Desde mayo, la violencia ha desplazado a unas 250.000 personas, el 80% de las cuales son mujeres y niños.

Este nuevo éxodo se suma a las 150.000 personas que ya tuvieron que dejar sus hogares entre enero y mayo, y eleva el total de desplazados internos en el país centroasiático a 3,3 millones, según las cifras facilitadas en rueda de prensa por la portavoz de ACNUR Shabia Mantoo. Esta responsable ha indicado que el organismo “está alarmado” por las dimensiones de la crisis humanitaria “que se está gestando”.

“El número de víctimas de las hostilidades es inmenso”, ha subrayado la portavoz, quien ha alertado que Afganistán “va camino de experimentar la peor cifra anual de fallecidos civiles en conflicto desde que la ONU tiene registro”. “La incapacidad de lograr seguridad podría poner en riesgo innumerables vidas civiles”, ha explicado.

Los combates se han intensificado en 33 de las 34 provincias afganas, y los talibanes ya han tomado la segunda ciudad del país, Kandahar. “Familias aterrorizadas han estado huyendo hacia Kabul en los últimos días”, ha señalado. Los combates amenazan con llegar a la capital próximamente y la portavoz de ACNUR ha recordado que la ONU “pide un alto el fuego permanente y una solución negociada por el bien del pueblo afgano”.

“Cuando la gente empezó a huir, cogí a mis hijos y me fui”, ha explicado Zahra Omari, una mujer que ha escapado a Kabul desde la provincia de Kunduz junto a sus seis hijos. “Ni siquiera cogí leche para mi hija de diez meses. Encontramos un autobús que iba a Kabul que había retirado los asientos para meter a tanta gente como fuera posible. Estaba lleno de hombres, mujeres y niños asustados”, ha dicho.

Mantoo ha detallado que la mayoría de los desplazados por el conflicto prefieren quedarse en Afganistán y “mantenerse lo más cerca posible de sus hogares”. Pese a esa pauta de movimientos, ACNUR pidió hoy a los países vecinos que mantengan sus fronteras abiertas a posibles refugiados. Asimismo, ha aplaudido a los países europeos que han frenado la deportación de afganos que habían solicitado asilo.

Precisamente, los responsables de la oenegé Consejo Noruego para los Refugiados (NRC), han indicado que el 80% de sus proyectos en el país “están afectados por el conflicto” y esta situación impide la llegada de ayuda a casi un millón de personas que la necesitan de forma urgente. Pese a ello, sus dirigentes aseguran estar “comprometidos” con el país y determinados a quedarse y ayudar. “Si bien Afganistán sigue siendo uno de los países más peligrosos del mundo para trabajar, es más importante que nunca que las organizaciones de ayuda puedan acceder a las comunidades ante el incremento del conflicto”, sostiene la organización.