«Abdoulaye intentó cruzar el Bidasoa al no poder pasar la muga durante cuatro días»
Los voluntarios de Irungo Harrera Sarea aseguran que el guineano ahogado estaba «desesperado» por llegar a Francia tras varias tentativas baldías
Diario Vasco, , 13-08-2021La cuenta de migrantes que llegan a Irun crece cada día. El grupo de Irungo Harrera Sarea atendió en la mañana de ayer a 21 hombres, y 6 mujeres. Todos con una fijación: franquear la muga. Este era el sueño de Abdoulaye Koulibaly, el guineano de 18 años que el domingo murió ahogado en el Bidasoa. Pretendía superar la última frontera de su viaje de prácticamente cuatro años desde que partió de Guinea Conakry. Surcar las aguas fronterizas «no fue una elección». «Si una persona se decide a atravesar el río sin saber nadar, es porque ha intentado cruzar la frontera de todas las maneras posibles», coinciden varios voluntarios. Abdoulaye lo hizo durante los casi cuatro días que estuvo en Irun.
La llegada del joven fue registrada en el recurso de Hilanderas sobre la una de la madrugada del jueves día 5, pero en realidad vino dos horas antes, la noche del miércoles, en el autobús de las once procedente de Madrid. «Había estado en Granollers y venía de Barcelona, pero muchos no lo hacen directamente, sino en dos buses», explica Iosune Mendigutxia. Esta integrante del grupo gautxori que acompaña a los migrantes desde la estación al albergue de Cruz Roja –donde el Gobierno Vasco colocará unos carteles con las imágenes de Yaya y Abdoulaye, los dos migrantes ahogados, para disuadir el paso por el río–, fue una de las que recibió a Abdoulaye y 23 más. «Hicimos varios viajes», recuerda. «Les dijimos que descansaran, y al día siguiente se verían con otros compañeros en la plaza San Juan y les explicarían todo».
Abdoulaye Koulibaly.
‘Todo’ es el modo de entrar en Francia (bus, tren, barco o a pie) y los problemas que pueden toparse. A partir de ahí, ‘bon courage’. Y paciencia. Saben que pueden dormir tres noches en el recurso de Irun –«últimamente les dejan hasta cuatro. Si son mujeres, incluso más», apuntan–. Por tanto, cuatro días para probar fortuna. «El grupo de Abdoulaye lo intentó varias veces», relata el corrillo de voluntarios.
El sábado percibieron un cambio en el joven «risueño y divertido» que habían conocido. «Estaba nervioso», pero se puso a cantar cuando a Garbiñe le sonó su móvil con la melodía de Azaya. «¡Garbi, es de Guinea!», dijo. En el recurso le habían recordado que solo podía estar otra noche. Además «varios de su grupo hicieron lo que les decimos que nunca hagan, pagar a mafias», generalmente «subsaharianas o magrebíes». Los engañaron y «se quedaron con su dinero». A veces los dejan en Endarlatsa, Bera, Hendaia, o en el mismo puente de Santiago…
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