«Se encendieron los focos y empezaron a disparar»
Armstrong Mbah , uno de los subsaharianos que intentó saltar la valla el
La Razón, 05-07-2006Melilla – Armstrong Mbah es una de las personas que integra esos «pequeños
grupos» de los que habló el lunes el delegado del Gobierno en Melilla,
José Fernández Chacón, y que, movidos por la desesperación, se pueden
«poner activos» para intentar entrar en territorio español a cualquier
precio, incluido el de su vida. Habitante clandestino de los bosques que
rodean Melilla desde hace meses (entre sus compañeros hay inmigrantes,
procedentes en su mayoría de Camerún, Nigeria y Mali, que llevan «dos
años» en esa penosa situación), su hora de «activarse» llegó la noche de
anteayer.
Según su relato de los hechos del asalto, que suena
perfectamente creíble, coherente y exento de cualquier exageración, Mbah y
otros 31 inmigrantes subsaharianos (no «50 o 70», como estimó Chacón)
decidieron probar suerte en el perímetro fronterizo melillense cuando ya
era noche cerrada en el Gurugú y sus alrededores: «Nos acercamos a la
frontera española a las tres de la madrugada», recuerda en un inglés
dubitativo. «Cuando llegamos al pie de la valla y empezamos a escalar»,
prosigue, «se encendieron muchos focos y el Ejército español (se refiere a
los efectivos de la Guardia Civil) llegó muy rápidamente disparando. Al
mismo tiempo, llegaron los policías marroquíes disparando aún más que los
españoles».
Otros compañeros aseguran que nada más colocar
sus rudimentarias escaleras de madera trenzadas en el monte con troncos y
harapos, al primero que se encontraron fue a un guardia civil que, hasta
que llegaron refuerzos, habría hecho uso de su pistola para hacerles
desistir de su intentona. Mbah empeña su palabra insistiendo en que el
primer inmigrante que fue derribado, el nigeriano que cayó en medio del
perímetro fronterizo, lo hizo al ser alcanzado por la Guardia Civil,
aunque el presidente de Prodein, José Palazón, lo cuestiona y recuerda que
la Benemérita «utiliza balas de goma, un armamento con el que se causaron
varias muertes durante el verano pasado al disparar muy de cerca a los
inmigrantes». Curiosamente, pese a haber intervenido ya en dos ocasiones,
el titular de la Delegación del Gobierno en Melilla aún no ha concretado
si ese subsahariano murió a causa del disparo que, según ha trascendido
oficiosamente del resultado de la autopsia que se le practicó el mismo
lunes, le entró por un costado y le salió por el pecho con una trayectoria
que apunta a que el tiro procedía de territorio marroquí o si la causa se
debió al caer desde lo alto de la primera valla del perímetro, a una de
seis metros.
Lo único que ha dejado meridianamente claro hasta ahora
Chacón es que es «imposible» que ese disparo fuese de la Guardia Civil.
«La Benemérita no utiliza armas de fuego en el perímetro», ha resaltado el
delegado, aunque Marruecos también se ha lavado sibilinamente las manos al
destacar a través de su agencia oficial de información que «ninguno» de
los dos inmigrantes muertos que ya ha reconocido que hay en su territorio
tiene «objetos metálicos» en su interior a tenor de las radiografías que
se le han realizado a los cuerpos.
A su vez, el delegado del
Gobierno en Ceuta, Jenaro García – Arreciado, echó ayer otro capote a los
policías y militares del Reino alauita que custodian las fronteras de las
ciudades españolas asegurando que él «no cree» que utilicen habitualmente
sus armas de fuego, sino «esporádicamente». «Estoy convencido de que las
Fuerzas de Seguridad y las autoridades del país vecino investigarán el
asunto en todas sus dimensiones y tomarán las medidas necesarias para
corregir cualquier acto fuera de la norma que se pueda producir», concluyó
el onubense.
Los subsaharianos que participaron en el asalto, sin
embargo, están convencidos de que el comportamiento policial no estuvo
dentro de «la norma»: «La Policía marroquí mató más de los que dice el
Gobierno», asegura el camerunés, que rechaza la versión oficial del país
vecino que ayer tuvo que asumir la existencia de dos cadáveres de 28 y 24
años de distinta nacionalidad.
Según Mbah, 32 inmigrantes
fueron los que intentaron el salto pero sólo 16 han vuelto a dormir juntos
en el Gurugú 48 horas después del incidente. De los 16 que faltan, cinco
están en Melilla (uno muerto, otro en la UCI evolucionando
«favorablemente» de sus heridas y otros tres en el CETI). Cinco más
permanecen en el Hospital Hassaní de Nador o han pasado a disposición
judicial, que con los dos fallecidos reconocidos sumarían un total de
trece.
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