El grave impacto de la pandemia Covid-19 se puso de manifiesto ayer en el Día Internacional del Refugiado, organizado por diversos colectivos, entre ellos la Red de Acogida de Irún, All Colors, SOS Racism en Bizkaia y Gipuzkoa y CEAR Euskadi, en Bilbao, Vitoria-Gasteiz y San Sebastián. . “Han endurecido las políticas para cerrar fronteras y militarizarlas”, afirmaron. Como resultado, “muchas, muchas personas necesitadas de protección internacional están atrapadas en sus áreas de origen, es decir, en áreas donde sus vidas están en peligro, o en áreas por donde están cruzando, en condiciones muy graves. Muchas personas han perdido la vida camino a Europa y se perderán más ”. Para acabar con esto, pidieron la apertura de vías seguras y legales.

Como se destaca en el mensaje final de las movilizaciones, el Mediterráneo sigue siendo una de las fronteras más mortíferas del mundo. “Debido al estricto control de la Unión Europea en las fronteras del norte de África, se ha reactivado la ruta más peligrosa”.

Por otro lado, el pasado año 80.000 personas solicitaron protección internacional en España y 3.085 en el País Vasco. La mayoría de las respuestas volvieron a ser negativas. “Como resultado, los migrantes y los solicitantes de asilo están tratando de moverse hacia el norte a través del Bidasoa, con la esperanza de completar su proyecto de migración en otros países europeos”. Agregaron que debido a los controles realizados con enfoque al perfil étnico en tierra firme, algunas personas cruzan el Bidasoa nadando, y esta decisión es muy peligrosa: dos personas han sido asesinadas este año.