Por primera vez tras nueve años de sangría, desde 2011, el año pasado fueron más los españoles que se vinieron a vivir a Extremadura que los extremeños que desde aquí trasladaron su residencia a otras comunidades.

El saldo fue positivo en 746 personas, ya que continuó la emigración extremeña a otras regiones, en 10.353, pero sin embargo llegaron de ellas más, 11.099, según el informe de variaciones residenciales de los institutos español y regional de estadística hecho público este martes.

Ello refuerza además que por segundo año consecutivo, 2019 y 2020, el saldo migratorio total de Extremadura, tanto con el resto de España como con otros países, haya sido positivo, en 2.366 residentes más.

Esa última cantidad sale de sumar el balance positivo de movimientos dentro de España con la Comunidad, de 746 como se ha dicho, al balance positivo con el exterior en otras 1.620.

En ese último aspecto, las idas y venidas de extremeños con otros países, se marcharon 1.888 residentes pero llegaron 3.508, de lo que sale el balance positivo de 1.620.

El balance desfavorable con el resto de comunidades es lo que viene haciendo que Extremadura pierda población en los últimos años, a diferencia de la media española y buena parte de regiones.

En todos esos territorios el saldo vegetativo, la diferencia entre nacimientos y defunciones, es como en Extremadura desfavorable, lo que salva a España es la inmigración y así aumenta habitantes, y a las comunidades más prósperas es eso más la llegada de emigrantes de otras regiones atraídos por las posibilidades de trabajo.

En resumen, el saldo migratorio total (interior y exterior) fue positivo en 2.366 personas el año pasado, tras un año, 2019, que ya lo fue aunque en menor medida, y siete anteriores (2012 – 2018) negativo por lo cual habría un momentáneo cambio de tendencia.

El saldo migratorio interior con otras regiones también positivo en 746 después de nueve años de caídas. Ese saldo interior es tradicionalmente perjudicial para Extremadura al menos desde 1998, y en los 23 años transcurridos desde entonces solo hubo dos favorable, 2009 y 2010 coincidiendo con el principio de la crisis, extremeños que volvieron al perder su trabajo fuera.

Por contra el saldo exterior, con otros países, lleva cuatro años en positivo, desde 2017 y parece haberse detenido la emigración a otros países europeos.

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