Del Director. Nacho y la contradicción nacionalista
Canarias 7, 02-07-2006
Nacho González hace bien en fichar ahora por la Unión Deportiva Las Palmas. Dentro de unos meses, a lo peor le habría tocado quedarse fuera de las Islas en virtud del afán de Coalición Canaria de que los extranjeros no comunitarios no puedan recalar por aquí. A fin de cuentas, el argumento que esgrimen los nacionalistas es perfectamente aplicable al polémico portero: si hay guardametas canarios en paro, ¿por qué se va a conceder permiso de trabajo a un extracomunitario? Seguro que en las listas del Instituto Nacional de Empleo aparece algún cancerbero isleño sin trabajo deseoso de ponerse bajo los palos de la meta amarilla. Después de todo, entre más de cien mil parados, difícil sería no hallar a uno.
Todo lo anterior no es broma. Ni mucho menos. Cuando Coalición dijo lo que dijo, y de hecho lo va a incluir en su programa electoral para 2007, no lo hizo por hacer una gracia. Al contrario: se sacaron de la chistera un conejo que puede alimentar muchas pasiones y que evidencia el elevado grado de contradicción en que vivimos. ¿Y es que cómo se digiere que estemos ansiosos por ser la cabeza de puente de las inversiones de Estados Unidos en África y al mismo tiempo pongamos puertas al monte? ¿Cómo se le quedará el cuerpo a los ejecutivos de las grandes compañías yanquis tras leer que aquí estamos por la labor de poner trabas a quienes, como ellos, pueden entrar legalmente y, de paso, contribuir al desarrollo de nuestra sociedad? ¿Se imaginan la cara de la cúpula de la Cámara de Comercio de Estados Unidos cuando el presidente del Gobierno canario le diga que aquí ansiamos su dinero pero no a sus paisanos?
Tres cuartos de lo mismo se puede aplicar al caso de los chinos. El gigante asiático también ha puesto sus ojos en Canarias como plataforma logística para su asalto a África y eso pasa ineludiblemente por el desembarco de mano de obra. Cabe siempre la posibilidad de que parte de ese empleo sea para canarios adecuadamente formados, pero mientras al Gobierno le preocupe más la nacionalidad del trabajador y menos la eficiencia de los miles de millones destinados al capítulo de formación de los nuestros, iremos proa al marisco.
Recuerdo ahora aquella campaña que se sacó el Ejecutivo canario en la pasada legislatura en la que se recordaba a los jóvenes isleños que los de aquí también fueron emigrantes. Era una acción de prevención ante ciertos brotes xenófobos y la campaña en cuestión fue contratada por un Gobierno que, como el de ahora, se decía nacionalista. Pasó el tiempo y ya nos hemos olvidado de esa condición de emigrantes. Las elecciones se avecinan y lo que toca, al menos para CC, es ordeñar las pasiones enfundándose para ello los guantes de la demagogia y las contradicciones.
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